Problemas con el cobro boca dura
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Problemas con el cobro boca dura
Durante el cobro o recuperación de la pieza abatida por parte de nuestro perro nos podemos encontrar con una serie de problemas de diferente origen y entidad, unas veces serán por problemas propios del perro (poca afición al cobro, nerviosismo, estrés) y otras veces serán culpa nuestra, bien por poca dedicación a las labores de entrenamiento o por manejos incorrectos durante el adiestramiento.
Como hemos ido viendo anteriormente, hay verdaderos especialistas para el cobro, individuos de distintas razas que demuestran unas dotes para el cobro impresionantes, que no dejan una pieza herida o muerta en el monte, y que una vez encontrada la portan perfectamente hasta el cazador y la entregan suavemente en las manos de su dueño.
Corregir la boca dura pasa por modificar la conducta del perro con tiempo y esfuerzo. © V. Guisande.Pero pocas veces nos vamos a encontrar con individuos que cobren perfectamente, lo normal será que tengamos que corregir algún problemilla. También es verdad que pocos cazadores salen al campo con un perro joven, al que están iniciando en la caza, con ciertas garantías y seguridad de que su perro pueda realizar un buen cobro en sus primeras jornadas de caza. Estos cazadores habrán entrenado anteriormente con su perro, le habrán dedicado tiempo, para no llevarse sorpresas y decepciones en las futuras salidas de caza, y poder corregir si fuera necesario.
Otros cazadores optarán por salir directamente de caza y comprobar directamente en el campo lo que es capaz de realizar su perro, o lo llevarán a un coto intensivo para soltarle demasiados pájaros, que saturarán al perro y que, seguramente, nos puedan crear problemas en el futuro.
Ésta no es la manera correcta de actuar. Si actuamos así va a ser mas difícil solucionar dichos problemas cuando surjan, porque cuando estemos en el monte, la tensión del lance, del momento, de lo que es la caza en sí, hará que ni nosotros ni el perro nos comportemos todo lo bien que deseamos. Es la primera pieza salvaje para el perro y la excitación del momento puede hacer que el perro se muestre nervioso y ansioso, que nos machaque la pieza, que no la porte correctamente, etcétera.
Para evitar futuros problemas con el cobro lo principal es iniciar al perro en él mediante juegos que supongan traer y mantener diversos objetos o piezas de caza. © V. Guisande.Por nuestra parte tenemos que permanecer tranquilos y serenos, transmitiéndole al perro dicha tranquilidad. Previamente habremos memorizado visualmente la zona de la caída de la pieza para así encaminar al perro en la dirección correcta y facilitar su cobro. Una vez recuperada la pieza por el perro, no se la quitemos rápidamente, dejemos que la porte un poco, que disfrute del momento, de la pieza.
Recordemos que estamos consolidando el cobro en nuestro perro; anteriormente ya hemos entrenado el cobro con diversos objetos o piezas, el perro lo hace correctamente, pero, como hemos comentado, la tensión de la caza real puede hacer que no todo salga correctamente. Pero con paciencia y tranquilidad lograremos controlar la situación.
Problemas frecuentes
El que aprieta fuerte con intención de no soltar suele ser posesivo y dominanteLos problemas que nos puedan surgir van a ser los mismos para los cazadores que entrenan a sus perros como para los que no. La diferencia estriba en que los primeros van a conocer con anterioridad el conflicto y van a poder trabajar previamente sobre dicho problema, para así llegar a la primera temporada de caza del perro con garantías, disfrutando más de cada lance, mientras que los segundos se podrán llevar disgustos que intentarán solucionar directamente en el campo y sin un entrenamiento previo, de modo que el perro no llegará a comprender perfectamente nuestras correcciones.
Uno de los problemas que nos podemos encontrar es el de la boca dura. Nos podemos enfrentar con diversos comportamientos:
—El que machaca (la destroza pero sin intención de comerla). Suelen ser perros con un alto instinto de presa. Los motivos que le llevan a actuar así pueden ser similares al de los perros que aprietan fuertemente, una de las razones más comunes es por celos o competitividad con otros congéneres. Los perros de jóvenes suelen tener costumbre de morder y triturar objetos o la caza muerta, pero con el tiempo y alcanzada la madurez desaparecen unas y otras tendencia destructivas.
Hay perros con una predisposición natural al cobro, que muestran desde cachorros.—El que traga (se come rápidamente la pieza). Suele ser un problema de difícil solución. Pero hay que tener cuidado, y porque un día se coma una codornicilla no le apliquemos un castigo ejemplar, puede deberse a momentos circunstanciales por hambre, sed o agotamiento. El problema viene cuando lo hace porque decide que su estomago es el lugar más seguro para esconder la pieza. Dicho comportamiento deberemos erradicarlo rápidamente a través de piezas congeladas, cobro forzado, etcétera.
—El que aprieta fuertemente (presiona mucho con la intención de no soltarla y entregarla). Los perros que aprietan la pieza sin intención de entregarla suelen ser posesivos y de carácter dominante y protectivo. Son perros que continuamente se están midiendo con el dueño y con otros congéneres, en la lucha por la jerarquía. Otras veces se debe al poco vínculo afectivo y de confianza entre dueño y perro, derivada de una escasa o nula atención del perro por parte del dueño. La solución pasa por establecer una correcta socialización, jerarquía y mayor dedicación al perro.
Algunos problemas nos encontraremos y no siempre será fácil solventarlos—El que sacude (con la intención de matar la pieza). Es un instinto que algunos individuos realizan para rematar la pieza y culminar el lance. Para algunos perros la llama que enciende la caza no se apagara hasta que no se remate la pieza. Dicho comportamiento puede ser innato, otras veces será por experiencias pasadas en las que una pieza herida se les escapo de sus morros cuando pensaba que era suya.
—El que castañea (que es un movimiento incontrolado de sus mandíbulas, generada por nerviosismo o ansiedad). Las causas son la excitabilidad y la ansiedad. La pieza supone un estimulo muy fuerte, la pieza en su boca puede producirles una agitación especial que se manifiesta en temblores, salivación, rabeo, etcétera.
El momento de entregar la pieza es fundamental para asentar el cobro. —El que esconde o cambia de sitio (aunque no parece tener relación con la boca dura, sí lo es, pues a menudo es un preludio). Es algo instintivo en todos los cánidos salvajes que aún permanecen latentes en el código genético del perro.
Las soluciones
Como hemos visto son varios los problemas que nos podemos encontrar y no siempre será fácil solventarlos. Pero tenemos que ser optimistas y buscar las posibles soluciones.
Siempre será mejor prevenir, por lo tanto una educación temprana será un seguro de prevención. Debemos comenzar tempranamente con juegos que impliquen acciones de portar y mantener. Debemos permitirle portar los objetos sin perseguirle y dejar que sea él mismo quien decida acercarse hasta nosotros, y no recogérselo de inmediato: no tenemos que transmitir impaciencia o imposición. Si usamos diferentes objetos a modo de transición durante el cobro estaremos también previniendo la boca dura. Pero, una vez que tenemos el problema, ¿qué hacemos?
La boca dura es uno de los principales problemas, pues se destroza a la pieza.—Lo primero es que tenemos que tomarnos estos casos como una modificación en la conducta del perro. Nos llevará tiempo y esfuerzo modificarla, y tenemos que tener claro cómo vamos a actuar.
—Utilizaremos la obediencia básica como soporte para el control y el establecimiento del respeto por el guía. El perro encontrara en su dueño al líder que necesita, y por lo tanto dueño de las piezas.
—Nos serviremos de objetos adecuados como apports de madera o dummis de tela antes de pasar a utilizar piezas reales de caza.
—Podemos practicar el ejercicio de caminar a nuestro lado con la pieza en la boca, amonestando al perro ante cualquier intento de apretar o soltarla. Este ejercicio desarrollará su autocontrol y su temple.
—Si vemos que aprieta la caza o la machaca, podemos utilizar piezas congeladas que por su dureza y frialdad invitan menos al destrozo.
—Y ya por último, manejaremos con firmeza aunque sin violencia, los puntos de presión del perro, como las mejillas o labios, mientras el perro mantiene el apport o la pieza bien atrapada en su boca.
Como hemos ido viendo anteriormente, hay verdaderos especialistas para el cobro, individuos de distintas razas que demuestran unas dotes para el cobro impresionantes, que no dejan una pieza herida o muerta en el monte, y que una vez encontrada la portan perfectamente hasta el cazador y la entregan suavemente en las manos de su dueño.
Corregir la boca dura pasa por modificar la conducta del perro con tiempo y esfuerzo. © V. Guisande.Pero pocas veces nos vamos a encontrar con individuos que cobren perfectamente, lo normal será que tengamos que corregir algún problemilla. También es verdad que pocos cazadores salen al campo con un perro joven, al que están iniciando en la caza, con ciertas garantías y seguridad de que su perro pueda realizar un buen cobro en sus primeras jornadas de caza. Estos cazadores habrán entrenado anteriormente con su perro, le habrán dedicado tiempo, para no llevarse sorpresas y decepciones en las futuras salidas de caza, y poder corregir si fuera necesario.
Otros cazadores optarán por salir directamente de caza y comprobar directamente en el campo lo que es capaz de realizar su perro, o lo llevarán a un coto intensivo para soltarle demasiados pájaros, que saturarán al perro y que, seguramente, nos puedan crear problemas en el futuro.
Ésta no es la manera correcta de actuar. Si actuamos así va a ser mas difícil solucionar dichos problemas cuando surjan, porque cuando estemos en el monte, la tensión del lance, del momento, de lo que es la caza en sí, hará que ni nosotros ni el perro nos comportemos todo lo bien que deseamos. Es la primera pieza salvaje para el perro y la excitación del momento puede hacer que el perro se muestre nervioso y ansioso, que nos machaque la pieza, que no la porte correctamente, etcétera.
Para evitar futuros problemas con el cobro lo principal es iniciar al perro en él mediante juegos que supongan traer y mantener diversos objetos o piezas de caza. © V. Guisande.Por nuestra parte tenemos que permanecer tranquilos y serenos, transmitiéndole al perro dicha tranquilidad. Previamente habremos memorizado visualmente la zona de la caída de la pieza para así encaminar al perro en la dirección correcta y facilitar su cobro. Una vez recuperada la pieza por el perro, no se la quitemos rápidamente, dejemos que la porte un poco, que disfrute del momento, de la pieza.
Recordemos que estamos consolidando el cobro en nuestro perro; anteriormente ya hemos entrenado el cobro con diversos objetos o piezas, el perro lo hace correctamente, pero, como hemos comentado, la tensión de la caza real puede hacer que no todo salga correctamente. Pero con paciencia y tranquilidad lograremos controlar la situación.
Problemas frecuentes
El que aprieta fuerte con intención de no soltar suele ser posesivo y dominanteLos problemas que nos puedan surgir van a ser los mismos para los cazadores que entrenan a sus perros como para los que no. La diferencia estriba en que los primeros van a conocer con anterioridad el conflicto y van a poder trabajar previamente sobre dicho problema, para así llegar a la primera temporada de caza del perro con garantías, disfrutando más de cada lance, mientras que los segundos se podrán llevar disgustos que intentarán solucionar directamente en el campo y sin un entrenamiento previo, de modo que el perro no llegará a comprender perfectamente nuestras correcciones.
Uno de los problemas que nos podemos encontrar es el de la boca dura. Nos podemos enfrentar con diversos comportamientos:
—El que machaca (la destroza pero sin intención de comerla). Suelen ser perros con un alto instinto de presa. Los motivos que le llevan a actuar así pueden ser similares al de los perros que aprietan fuertemente, una de las razones más comunes es por celos o competitividad con otros congéneres. Los perros de jóvenes suelen tener costumbre de morder y triturar objetos o la caza muerta, pero con el tiempo y alcanzada la madurez desaparecen unas y otras tendencia destructivas.
Hay perros con una predisposición natural al cobro, que muestran desde cachorros.—El que traga (se come rápidamente la pieza). Suele ser un problema de difícil solución. Pero hay que tener cuidado, y porque un día se coma una codornicilla no le apliquemos un castigo ejemplar, puede deberse a momentos circunstanciales por hambre, sed o agotamiento. El problema viene cuando lo hace porque decide que su estomago es el lugar más seguro para esconder la pieza. Dicho comportamiento deberemos erradicarlo rápidamente a través de piezas congeladas, cobro forzado, etcétera.
—El que aprieta fuertemente (presiona mucho con la intención de no soltarla y entregarla). Los perros que aprietan la pieza sin intención de entregarla suelen ser posesivos y de carácter dominante y protectivo. Son perros que continuamente se están midiendo con el dueño y con otros congéneres, en la lucha por la jerarquía. Otras veces se debe al poco vínculo afectivo y de confianza entre dueño y perro, derivada de una escasa o nula atención del perro por parte del dueño. La solución pasa por establecer una correcta socialización, jerarquía y mayor dedicación al perro.
Algunos problemas nos encontraremos y no siempre será fácil solventarlos—El que sacude (con la intención de matar la pieza). Es un instinto que algunos individuos realizan para rematar la pieza y culminar el lance. Para algunos perros la llama que enciende la caza no se apagara hasta que no se remate la pieza. Dicho comportamiento puede ser innato, otras veces será por experiencias pasadas en las que una pieza herida se les escapo de sus morros cuando pensaba que era suya.
—El que castañea (que es un movimiento incontrolado de sus mandíbulas, generada por nerviosismo o ansiedad). Las causas son la excitabilidad y la ansiedad. La pieza supone un estimulo muy fuerte, la pieza en su boca puede producirles una agitación especial que se manifiesta en temblores, salivación, rabeo, etcétera.
El momento de entregar la pieza es fundamental para asentar el cobro. —El que esconde o cambia de sitio (aunque no parece tener relación con la boca dura, sí lo es, pues a menudo es un preludio). Es algo instintivo en todos los cánidos salvajes que aún permanecen latentes en el código genético del perro.
Las soluciones
Como hemos visto son varios los problemas que nos podemos encontrar y no siempre será fácil solventarlos. Pero tenemos que ser optimistas y buscar las posibles soluciones.
Siempre será mejor prevenir, por lo tanto una educación temprana será un seguro de prevención. Debemos comenzar tempranamente con juegos que impliquen acciones de portar y mantener. Debemos permitirle portar los objetos sin perseguirle y dejar que sea él mismo quien decida acercarse hasta nosotros, y no recogérselo de inmediato: no tenemos que transmitir impaciencia o imposición. Si usamos diferentes objetos a modo de transición durante el cobro estaremos también previniendo la boca dura. Pero, una vez que tenemos el problema, ¿qué hacemos?
La boca dura es uno de los principales problemas, pues se destroza a la pieza.—Lo primero es que tenemos que tomarnos estos casos como una modificación en la conducta del perro. Nos llevará tiempo y esfuerzo modificarla, y tenemos que tener claro cómo vamos a actuar.
—Utilizaremos la obediencia básica como soporte para el control y el establecimiento del respeto por el guía. El perro encontrara en su dueño al líder que necesita, y por lo tanto dueño de las piezas.
—Nos serviremos de objetos adecuados como apports de madera o dummis de tela antes de pasar a utilizar piezas reales de caza.
—Podemos practicar el ejercicio de caminar a nuestro lado con la pieza en la boca, amonestando al perro ante cualquier intento de apretar o soltarla. Este ejercicio desarrollará su autocontrol y su temple.
—Si vemos que aprieta la caza o la machaca, podemos utilizar piezas congeladas que por su dureza y frialdad invitan menos al destrozo.
—Y ya por último, manejaremos con firmeza aunque sin violencia, los puntos de presión del perro, como las mejillas o labios, mientras el perro mantiene el apport o la pieza bien atrapada en su boca.
MAM- Cazador Profesional
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