Sobre puntas para montear

Me ha gustado este articulo y coincido con el al 99%, no es muy largo pero dice verdades como puños, haber que os prece: ohttp://www.accazalava.es/Pdf/revista10/calibres.pdf

Yo no veo nada, Pedro, da error. Saludos.

No a mi tampoco me deja verlo.

Por alguna extraña razón, cuando alguien compra por primera vez un rifle, sea del calibre que
sea, se convierte en su mayor defensor, menospreciando todo aquello que sea diferente, y que
la mayoría de las veces ni tan siquiera conoce.
Durante mucho tiempo, hemos estado sometidos a una
tiranía comercial proveniente de los EE.UU. en cuanto a
calibres se refiere, dándose la paradoja de que en dicho
país “no saben” lo que es cazar en batida, haciéndolo únicamente en rececho y de forma individual, de manera que
difícilmente nos pueden vender algo destinado para aquello que desconocen. Del mismo país también hemos
importado la –llamémosle- “mágnum-manía”, haciendo
imprescindible para muchos el que dicho vocablo valla
ligado a la denominación del cartucho, o de lo contrario
éste ya no merece la pena, cuando, como veremos más
adelante, éste se nos puede volver totalmente en contra.
La elección, tanto del cartucho como de sus puntas, es
un tema complicado de abordar, ya que la amplia gama de
ambos elementos hace que la elección de éstos sea, para
los neófitos y muchos iniciados, una labor casi imposible,
teniendo que depender de la opinión de los armeros, los
cuales, muchas veces, miran por sus intereses económicos
más que por nuestras necesidades, pudiendo salir de la
tienda con algo que, aunque nos pueda servir, no sea lo
más adecuado.
Lo primero es tener claras las necesidades que esta
modalidad de caza nos plantea; como son las distancias a
las que normalmente dispararemos y el tipo de monte en el
que nos desenvolveremos.
Está demostrado que la distancia media a la que normalmente se dispara en nuestros montes está en torno a los
cuarenta metros, siendo poco habituales los tiros a mayor
distancia y sí muy frecuentes los tiros aún más cercanos. Otro factor determinante a
tener en cuenta es la espesa y, muchas veces, dura vegetación, la cual se convertirá en
una barrera casi infranqueable para nuestros proyectiles.
En primer lugar, el calibre elegido debe tener la potencia necesaria para abatir nuestra pieza, pero, además, el proyectil ha de tener el diámetro o calibre apropiado para
trasmitir la energía de forma rápida y eficaz. A esto se le denomina en el mundo de la
balística terminal o de efecto, “poder de devastación”. Esta ecuación interrelaciona la
potencia con la densidad seccional del proyectil, indicándonos el coeficiente de transmisión de energía al animal; lo que muchos conocen como “poder de parada”.
La energía cinética de un proyectil es el resultado de multiplicar el cuadrado de la
velocidad por su masa dividida por dos; mientras que la densidad seccional de este
mismo proyectil es el cociente resultante de dividir el peso por el área de su sección.
Esto nos indica claramente que cuanto más bajo sea este cociente o densidad seccional,
mayor será el poder de devastación de nuestros proyectiles.
Por ejemplo, en el caso de dos proyectiles del mismo peso pero de diferente calibre,
el de mayor diámetro transmitirá más rápidamente su energía, consiguiendo que los animales se derrumben más rápidamente que con el de menor calibre.
Al aumentar el diámetro de nuestro calibre no todo son ventajas. El coeficiente
balístico de nuestros proyectiles se ve mermado, por lo que la trayectoria de éstos se ve
perjudicada, provocándoles una mayor caída a largas distancias, caídas que empiezan a
ser importantes a partir de los doscientos metros y en algunos casos a más distancia. En
nuestro caso, las batidas, esto no supone ningún problema ya que las distancias siempre serán mucho más cortas.
Cierto es que todos los calibres matan, pero igual de cierto es que unos “paran” la
caza de forma fulminante, mientras que otros dejan largos rastros de sangre con restos
de huesos, para, muchas veces, no llegar a cobrar el animal herido, terminando, en la
mayoría de los casos, en una larga y cruel agonía; algo que no podemos permitir desde
el punto de vista ético.
Hay dos formas de conseguir la potencia en un cartucho. La primera es por medio
de la velocidad; con pequeños incrementos de ésta el aumento de la potencia es muy
importante, ya que su influencia dentro de la ecuación es exponencial; mientras que si
aumentamos el peso de la ojiva, manteniendo la velocidad original, el aumento es lineal. A primera vista la solución ideal parece ser la del aumento de la velocidad, pero
esto nos puede acarrear serios problemas con el correcto funcionamiento de las puntas
durante y después del impacto, y me explico: Normalmente, las ojivas (puntas) están
pensadas y construidas para trabajar a unas velocidades de entre setecientos y ochocientos cincuenta metros por segundo, más o menos. Dentro de estos márgenes las ojivas, en función de sus estructuras, deforman con regularidad, trasmitiendo así, si
no toda, gran parte de su energía cinética al animal.
Las velocidades de los cartuchos
denominados “mágnum” a cortas distancias, son claramente excesivas,
pudiéndonos dar problemas. En primer
lugar, estos proyectiles tan rápidos y
ligeros son fácilmente desviables al más
mínimo roce con alguna rama, por fina
que ésta sea, llegando incluso a fragmentarse y desintegrarse sin llegar a
tocar nuestro objetivo. Esto mismo nos
puede pasar con estos calibres si la elección de nuestra punta es demasiado
expansiva, ya que éstas pueden llegar a
tener este mismo comportamiento al
impactar contra la piel y los huesos del
animal, perdiendo penetración, sin llegar a los órganos vitales, llegando a no
cobrar nuestra codiciada pieza.
Si analizamos todo lo dicho anteriormente, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que los calibres gruesos con
pesos de bala medios y altos dentro de
sus gamas, animados a velocidades
moderadas, son los más idóneos para
esta modalidad de caza y sobre todo,
dentro de nuestros montes, en los que la
vegetación es un factor a tener en cuenta Por nombrar algunos, empezaré por
la familia de los ocho milímetros, como
por ejemplo, el 8x57 JS, el 8x57 JRS
para rifles basculantes y el magnífico
8x68 S. Los dos primeros dan magníficos resultados con puntas muy expansivas, como por ejemplo la KS de la casa
Nosler, siendo recomendables puntas de
expansión más controlada para el 8x68
S, como por ejemplo la Nosler Partition,
H Mantel o las DK, también de la casa
Nosler. Para todos éstos los pesos pueden ir desde los ciento ochenta hasta losdoscientos veinte grains. Estos calibres
centroeuropeos, son a mi entender los
grandes olvidados y no comprendo
como ningún fabricante los incluye en
sus rifles semiautomáticos, ya que, técnicamente, es muy superior al popular
30-06 Spring.
Otro gran candidato a tener muy en
cuenta es el magnifico .338 Win. Mag.,
el cual equivale a ocho milímetros y
medio de diámetro. Su peso ideal oscila
en torno a los doscientos veinticinco
grains, con los cuales desarrolla una
energía de cuatro mil novecientos julios
a una velocidad de ochocientos veinte
metros por segundo en la boca de fuego;
velocidad que se encuentra dentro de
los parámetros ideales de funcionamiento. Sus puntas han de ser de expansión controlada, como por ejemplo la
Nosler Partition, la cual siempre nos
asegura que esta sea rápida y con apenas pérdida de masa.
Subiendo un poco el calibre, nos
encontramos con el 35 Whelen el cual
parte de la misma vaina que el 30-06
Spring., pero al que se le ha colocado
una punta de nueve milímetros. Los
pesos de éstas oscilan entre los ciento
ochenta y los doscientos cincuenta
grains, aunque su peso más favorable
son los doscientos veinte grains que,
con puntas de expansión rápida a velocidades en torno a los setecientos
noventa metros por segundo, desarrolla
una energía de cuatro mil julios.
Si seguimos aumentando el diámetro del calibre, llegamos al grupo de los
técnicamente perfectos para esta modalidad; los .366, comúnmente denominados como 9,3 milímetros. Esta familia
la compone una amplia gama de cartuchos, pero hablaremos únicamente delos que más popularidad están empezando a coger entre cada vez más cazadores.
Empezaremos por el 9,3 x 62, cartucho de origen alemán, el cual adquirió
merecida fama por tierras africanas
entre los colonos del país germano,
pues lo mismo cobraba un antílope, con
puntas expansivas, como un búfalo, utilizando munición blindada. Los pesos
ideales para nuestros jabalíes oscilan
entre doscientos cuarenta y siete de las
puntas KS, que desarrollan una velocidad de ochocientos metros por segundo
en boca los cuales le otorgan una energía de cinco mil cien julios, y los doscientos ochenta y seis grains, de la
punta Oryx de la casa Norma; la cual,
sale a setecientos quince metros por
segundo en boca, lo que representa una
energía de cuatro mil setecientos julios.Su hermano, el 9,3 x 74R para armas basculantes, tiene exactamente las mismas prestaciones, por lo que no hace falta comentarlo.
Alguno de estos calibres, desconocidos para algunos, tiene más de cien años de experiencia y otros casi tanto, siguiendo en la actualidad perfectamente vigentes, ya que han
demostrado a lo largo de todo este tiempo que funcionan y que pocos o ningún extranjero les va a enseñar a cazar en su tierra.
Aprovecho la ocasión para dar algún consejo a todos aquellos a los que, en su día,
les vendieron algún arma recamarada en calibres que distan mucho de ser los más apropiados para nuestras batidas, con el fin de intentar paliar, en lo posible, sus carencias para
esta modalidad. En estos casos, la elección del peso de la punta, y sobre todo de su
estructura, será lo que determine, en gran parte, el éxito o el fracaso. Para ello, seguiremos al pie de la letra la regla de: para velocidades superiores a ochocientos cincuenta
metros por segundo usar balas de expansión controlada; y para velocidades inferiores,
balas de expansión rápida.
Para ilustrarlo pondré un ejemplo con puntas del mismo fabricante y en unos calibres
rápidos como son el .300 Win. Mag. y el 7 Rem. Mag, que a cortas distancias funcionaran mejor con la punta “DK” que con la “KS”. La primera solo deformará en su parte
delantera, siendo el resto del núcleo trasero el que nos garantice la penetración hasta los
órganos vitales; mientras que la segunda corre serio riesgo de no penetrar al expandir
demasiado rápido, con la probabilidad de perder demasiada masa y no penetrar lo suficiente.
En el caso de tratarse de un 30-06 Spring, se comportara mejor la “KS”, pues trasmitirá más rápidamente la energía que la “DK”, la cual, a bajas velocidades, puede no
expandir lo suficiente y hacer lo que se denomina un “sedal”.
Para evitar estos problemas, los fabricantes de munición “Norma”, y recientemente
también “Rémington”, han sacado al mercado unas puntas con el núcleo de plomo puro
soldado a la camisa de cobre, presentando así un grosor de pared fácilmente deformable.
De esta forma se combinan una expansión muy rápida, sin ninguna pérdida de masa, con
una profunda penetración. La de la marca Norma, se denomina “Oryx” y las de
Rémington “Accu.Tip” y “Core-Lokt Ultra”.
Espero que estos consejos ayuden, a todos los que estén pensando en comprar o cambiar de rifle, a elegir alguno de los calibres más adecuados a nuestras batidas. Y a todos
aquellos que, de momento, quieren seguir con el que tienen, les estimule a darle la importancia que merece la elección correcta tanto del peso como del modelo de nuestras puntas.
Un saludo y buena caza.





Bueno no consegui el elnlace asi que lo pongo integro, el Autor del articulo es:Juan Ramón Alonso
Colaborador de la Revista
“Jara y Sedal”