MIS HISTORIAS CON LAS LIEBRES

Aprovechando que éstas historias ya las tenía escritas, y aunque las he puesto en otra página web, también quiero compartirlas con vosotros, espero que os gusten y no os aburra la recopilación que he hecho:

Estado la temporada 07/08 cazando en una zona que antaño era de conejos y que ahora está más bien vacía de ellos y donde se han criado algunas liebres, íbamos mi compañero de caza Juan y una redactora, Eva, que venía justo detrás de mí para hacer fotos para el periódico (como esto lo va a leer, diré que aguantó toda la jornada de caza como una campeona). Como decía, íbamos dando una manita con mis cuatro podencas y dos más de Juan en una zona algo limpia. Las podencas iban derechas a las pequeñas manchas de carrascos y acababa de pasar por un vival con algo de huella; iba pendiente de que me sacaran un conejo de los carrascos cuando, al dar un paso hacia delante, ví por el rabillo del ojo una liebre encamada justo a unos cinco centímetros de donde iba a poner el pie; fue algo instintivo, le pegué un pisotón de los que hacen historia. Al ver un movimiento extraño Eva me preguntó “¿qué haces?” y en ese momento me agaché y cogiendo la liebre por las patas traseras le digo: “mira”. Como la liebre ya estaba cazada, la iba a soltar sin que la vieran las perras, pero, amigo mío, menudas podencas tengo, aparecieron casi al instante y no pude soltarla sin que la cogieran. En esto que llegó mi colega y tras contarle la historia y, como había fallado un par de piezas anteriormente, el cachondeo sobre que tengo más peligro con mi bota izquierda que con la escopeta os lo podéis imaginar. De esto tengo fotos del momento justo en que estoy “empiolando” la liebre y algunas de ellas las podéis aquí:

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Algo tiene que tener mi “chiruca” del pié izquierdo, pues un año antes, cazando en un llano de siembras antiguas con mi padre (a la derecha mía) y teniendo a mi izquierda unos olivares y detrás de ellos empezaba la mancha, las dos podencas empezaron a picarme el rastro de una liebre, mi padre se separó de mí unos cien metros abriendo la mano y acercándose a una carretera nacional que había por allí. El sitio no podía estar más pelado de hierba. Como ví a las podencas muy calientes empecé a moverme y, de pronto, tropiezo y trastabillo unos pasos hacia delante, me doy la vuelta maldiciendo y preguntándome cómo coño no he podido ver una piedra en un “pelao” como ése cuando me doy cuenta que me he tropezado ¡¡con la liebre!!, simplemente ésta arqueó un poco el lomo y se volvió a echar. Como no se movía la dejé para que mis perras dieran con ella, y no tardaron mucho, la liebre se arrancó hacia el llano en dirección a mi padre con las dos perras pegadas al culo, en cuanto se separó disparé, me “llené” tanto de liebre que fallé (je,je) y empecé a gritarle a mi padre. Éste le disparó otros dos tiros (algo lejanos) y la liebre dio la vuelta, esta vez en mi dirección, cuando comprobé que no se iba a acercar más disparé otros dos tiros ¡¡fallando otra vez!!, pero ahora creía que la había atravesado. Total que los perros la siguieron y volvieron sin ella. Seguimos cazando y, a las dos horas del suceso y dentro de la mancha de canchos y carrascas, como a un kilómetro del sitio donde me tropecé con ella las podencas dieron con ella, arrancó malamente y me la cogieron a diente.

Mucha gente dice que la liebre es sólo para galgos, pero están equivocados, tengo muchas vivencias con ellas, muchos lances y me encanta cazarlas. Con el conejo dejo hacer a las podencas, que lo cacen ellas, que lo busquen, que lo desencamen, que lo saquen de las zarzas... pero cuando las podencas se ponen a picar liebre no hago más que buscar y buscar a la par que ellas, y si aprendes a buscarlas, sólo ese hecho te enseña y mucho del campo, dependiendo del tiempo que haga, el terreno, la hora del día la liebre puede estar en una u otra zona, levantada o echada o la zona más querenciosa para que salte.

Si la única crítica que tienen es que el tiro es fácil... también están equivocados. He fallado muchísimas y según el terreno, tienen la misma dificultad o más que el conejo. No niego que en terrenos llanos y limpios sea más bonito cazarlas con galgos, pero que no me quiten a mí el poder disfrutar de su caza.

Para ver las liebrfes en la cama pueden ser ciertas dos cosas... Una, que cuando ves la primera empiezas a verlas mejor. Dos, eso de que cuando pierdes un sentido se agudiza otro, como estoy sordo como una tapita je,je... (por culpa de los tiros según me han dicho). De hecho es raro la temporada en que no veo por lo menos una en la cama (que luego suelo fallarla... por tradición).

Me acabo de acordar de otra anécdota: Estando con mi padre y el braco cazando unos llanos enormes y pelados entre Torreorgaz y Torrequemada, mientras dábamos lazos y pateábamos bien, me dí cuenta que no tenía a mi padre cerca, hacía como diez minutos o más desde que me fijé en su posición la última vez, pues yo iba como siempre, mirando al suelo y al perro. Levanto la cabeza para buscarlo y estaba a unos 300 metros de mí, de espaldas, parado, con el brazo en alto y moviéndolo.

Empecé a llamarlo y ni caso, él seguía de espaldas moviendo el brazo. De pronto vi que bastante más allá de él había dos "paramotores" dando vueltas en el aire y pensé "¿se habrá vuelto tonto?, ponerse a saludar ahora a los tios esos volando".

El caso es que, ya mosqueado de que no me contestará (está como yo, sordo por los tiros) me acerqué y cuando el perro estaba como a unos cinco metros de él se queda de muestra hecho una estátua, entonces me percaté y le dije: "ya te puedes quitar de ahí, a ver si ésta no se nos va".... Y se nos fué (je,je). Pasó como siempre, que si no la tiro porque está el perro encima por no darle, que si luego me lleno de liebre, total, que no.

Habiá tenido la liebre a medio metro de sus pies más de veinte minutos, haciéndome señas y sin gritarme para no asustarla... Y yo creyendo que estaba saludando a los paramotores (je,je).

Y de regalo otra anécdota de liebres. Ésta me ocurrió la primera temporada que cacé con escopeta, con 14 años y acompañado de mi padre (todavía lo estoy viendo en mi cabeza). Estaba pasando un "pelao" al que atravesaba un regatillo cuando me arrancó la que podría ser mi primera liebre, me llevé mi escopetilla del 20 a la cara y le solté los dos tiros (a la velocidad del principiante je,je), la liebre dió un vuelco de campana y quedó tirada en el suelo a unos 25 metros de mí. Os podéis imaginar la alegría y las voces a mi padre instantes depués de los tiros, salí corriendo a por la liebre y cuando fui a agacharme ésta se levantó y se fue corriendo a "toda leche" sin dar señales de que estuviera pegada. Con las mismas (qué buenos reflejos se tienen a los 14 años) le vuelvo a apuntar y... ¡¡Con los nervios se me había olvidado recargar la escopeta!!

Un saludo a todos

muy guapos baltar eso de berlas echadas tambien me gusta a mi pero yo abre visto 3 en lo que llevo de caza la ultima este año que se la deje al cachorro para matarla en los hocicos irse solo seme a ido una y por que la perra se fue enganchada en el culo de la rabona que al final no tubimos huevos de dar con ella pero si yo aprendo rapido mi viejo y mi socio son los reyes de verlas echadas cosas que me las pinchas con una bandera y me cuesta

Yo he visto algunas en la cama pero mas bien pocas pues la verdad voy de perdiz y voy con la vista adelante y no voy mirando al suelo buscando la rabona.
En cuanto el tiro a la liebre hasta dia de hoy no he fallado ninguna en mis años de cazador, aunque algunas de ellas las he cobrado con mucho suspense pues pinchadas han tenido los perros que ir a cojerla a mas de 200 metros.

un saludo.

Buen relato baltar,yo esta temporada si e fallao alguna jejejej

es lo que me pasa a mi aguila que no voy mirando co cazando voy pendiente a los perros con los calientes rastros o merando para adelante pero cuando pintan un rastro de orejona ya hay uno mas cazando igual que cuando bamos a ella sola