Caza y Pesca
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DIARIO CAMPERO

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Mensaje por Baltar00 Miér 14 Oct 2009 - 0:12

Ésta temporada os voy a mortificar con mi diario y mis vídeos Very Happy Very Happy El que no quiera, que no lo lea o vea, pero al que le gusten va a tener relatos para rato Very Happy Very Happy Very Happy


10-X-2009 PRIMER DÍA DE CAZA: El Hocino – La Sierrilla



Mañana en El Hocino

Un inicio de temporada, una jornada larga, un calor insoportable, una gran compañía, dos jornadas en una, un palizón para los perros y cazadores, una constatación de que en lo libre hay más caza que en mis cotos, una mujer de uñas, una vuelta a la naturaleza y un sinfín de sensaciones que, aunque acostumbradas, no dejan de sorprender.

No se cómo empezar éste relato de la primera jornada de la temporada. Quizás como todas empieza con los nervios durante la semana anterior, los preparativos poco a poco, aunque luego se te acumulen al final, un viernes por la tarde llena de telefonazos e intentos de coordinar todo para poder empezar a practicar ésta afición tan nuestra y un duermevela que acaba siempre antes de que suene el despertador.

Por circunstancias laborales, el viernes estuve trabajando (realmente llevo toda la semana) desde las 16:30 hasta la 01:00 y todos dejaron en mis manos el coordinarnos para quedar el sábado por la mañana, y como es normal, me costó un montón de llamadas, a uno de mis tíos no lo localizaba en casa, otro me llamaba desde Mérida para ver a qué hora, uno de mis amigos no me descolgaba el teléfono y el otro esperaba mi llamada pero lo tenía apagado… ¡¡De locos!!

Al final lo pude organizar todo lo mejor que pude, a mi tío de Mérida le dije que a las 8:30 en la entrada al pueblo, en la explanada del puticlub, a mi padre, que a las ocho en la puerta de su casa, a mi otro tío, al que por fin localicé y que llevaba toda la semana en Madrid, le cité a las 8 con mi padre en su casa, a mi amigo Juan, que no tiene coche por un accidente y que no se lo han arreglado, como se mueve con una viejísima furgoneta (que no puede salir a carretera) y como tenía que llevar sus perros en mi remolque, lo cité a las 7:30 en las perreras de la finca, y a mi amigo Pepe, que también estaba sin coche pues se lo había dejado en el polígono industrial donde trabaja, le dije que le recogería a las 7:45 para meter su braca también en el remolque, y los tres más el cachorro humado, a las ocho en la puerta de casa de mi padre para juntarnos con él y con mi tío, y todos juntos, en dos coches, encontrarnos con mi otro tío en la entrada al pueblo, lo dicho… ¡¡De locos!!

Esos son los protagonistas humanos, respecto a los perrunos eran muchos y muy variados. Yo monté mis tres podencas, la Luna y la Meiga, hermanas podencas del terreno ya bien cazadas y adultas, y la Linda, recién parida hace dos meses y con muchas expectativas. Como se que os gustan las puntuaciones, diré que a la Luna y a la Linda (las dos “L”), mejor imposible para ser su primer día de temporada y estar como están, gordas… muy gordas, les pongo un 6, aunque ya digo que han estado superiores, pero sé que lo pueden hacer mejor y desde que estoy con vosotros en el foro me estoy volviendo muy exigente. Otra cosa es la Meiga, el año pasado la cacé sola con el braco y me demostró que puede, pero también me está demostrando que cuando va con las otras perras… ¡¡no vale para nada!! Balconera, comodona, aprovechándose del trabajo de las otras dos y que se fue apagando conforme avanzaba el día y acabó buscando la sombra y mis pantalones cada dos por tres desde bien temprano, no es excusa que esté gorda como un tejón, pues las otras dos también lo están y han trabajado de lo lindo, para ser generoso, le pongo un 2 y es mucho, a pesar de que sé que sola funciona, una pena, estoy deseando que se la lleve mi tío, junto con la cachorra careta, y poder dedicarme a las dos que verdaderamente valen y a la pareja que estoy criando.

Por parte de mi compañero Juan, podenquero de raza, a pesar de jurarme que sólo llevaría dos perras, pues el remolque es pequeño y no da para muchos perros, pues al final se presentó con la China (adulta) y dos cachorros, el Coto, un machito muy joven y con grandes expectativas, y la Nuñeca (creo que se llama así) una auténtica “lagartija” cruce de podenco andaluz de talla chica colorao y de otro cruce de teckel con podenco que es su madre, muy bonita y curiosa, podría pasar por maneto tranquilamente.

Y por parte de mi compañero Pepe, pues su braca hija de mi braco y de una pointer buenísima que se le murió al principio del verano, la perra es grande y bonita y también apunta maneras. Total siete perros en el remolque, con todo lo que se ha hablado últimamente sobre el transporte de perros, voy yo y me paso en dos, ¡¡estamos de cojones!!

Como he dicho, a las ocho ya estábamos los cinco en el portal de mi padre, decidimos que mi tío y mi padre se fueran en un coche hacia el pueblo mientras que nosotros tomamos un café en el bar de la estación de trenes (costumbre de mis amigos, que no salen desayunados de casa y que los mayores no tienen), y aquí empiezan las historias habidas a lo largo del día, que han sido varias.

Justo en la puerta del bar, están aparcados dos todo-terrenos de la Guardia Civil (Seprona concretamente) y cuatro números hablan animadamente entre ellos en la acera y rápidamente se me vienen a la cabeza las historias leídas en los foros sobre las armas en los coches mientras los cazadores se toman un café en el bar (al final los foros van a tener mala influencia) y encima con siete perros en un remolque pequeño… ¡¡Para pensárselo!! Como yo voy desayunado, decido quedarme en el coche con el chaval, mientras los otros dos toman café, menos mal que, a los cinco minutos, los “civiles” se marchan y me quedo más tranquilo, entro en el bar al mismo tiempo que mis compañeros van saliendo, y encima se han acordado de mí y me traen un carajillo en un vaso de plástico, menos mal, han tenido un buen detalle. Una parada en la gasolinera y camino del coto.

Como el pueblo está cerca, a las 8:40 llegamos a la explanada de entrada al pueblo, donde ya se encuentran los “mayores” un poco impacientes (cosas de la edad, supongo) y aquí hay otra historia: A mí me gustaría empezar en “La Ponderosa”, pues creo que tiene mejores expectativas que “El Hocino”, finca que hemos seguido su estado en verano y está completamente pelada, al final se imponen los que quieren “El Hocino” y allá que nos encaminamos, por lo menos me hacen caso y en vez de en la entrada o en el pozo de Manolo, como es habitual, dejamos los coches en todo el centro, para poder elegir bien la zona a cazar pues somos seis y el coto es muy grande.

Como cosa curiosa, he de comentar que siempre que iniciamos la temporada en éste coto, llevamos años en que no vemos a nadie por allí, prácticamente estamos solos pues ya he dicho que está completamente limpio, pero se ve que éste año, como hemos dado a la zorra y estamos pensando en repoblar después de temporada, creo que “radiomacuto” ha funcionado tal mal como siempre y la gente se cree que hemos soltado conejos en el coto, sino no se explica la cantidad de coches de cazadores que había en el coto, estaba aquello como en sus mejores tiempos hace años, increíble.

Una vez aparcados y soltados los perros, llega la hora de decidir cómo lo vamos a hacer, y aquí viene otra historia del día, comento que nos podríamos separar y tres de nosotros: mi padre y mi tío de Mérida, que van sin perros y son “mateadores”, se vayan a lo más limpio buscando la liebre junto con mi amigo Pepe y su braca, perra de viento que les puede venir muy bien en ese terreno; y que Juan y yo, junto con los podencos, nos metamos en lo más fuerte (canchos enormes y muchas taramas y carrascos que hay que cazar muy despacio y dejando a los perros hacer) junto con mi tío, que ha sido podenquero toda su vida y, aunque ahora no tiene perros, sabe muy bien la forma de cazar de éstos y nos sabe zorrear por delante de maravilla. Vamos la lógica más aplastante… ¡¡Pues no!!

Supongo que todo se debe a la descoordinación del primero día, pero acabamos yéndonos los tres “jóvenes” con todos los perros a lo fuerte, y los tres “mayores” a lo “limpio”, está claro que no es mi día, pues aquí viene otra historia aparte de la jornada.

El coto es un rectángulo en que tres de sus lados son paredes de piedra, las únicas que hay en la finca y en el otro lado, el más profundo, es una alambrada, vamos que la cosa no tiene pérdida. Como estamos, más o menos, en el centro del coto, propongo ir hacia la linde de piedra, seguirla hasta llegar al alambre, una vez allí reunirnos y volver por todo el centro, o al menos eso creo que es lo que se quedó… ¡¡Pues no!!

Nada más empezar, yendo yo en el centro, Juan a mi derecha y Pepe a mi izquierda, y ya con la pared de la linde a la vista, Juan desaparece, pensamos que en el acero nos encontraremos y no lo volvemos a ver en toda la mañana, es normal en nosotros, decidir un punto de reunión, seguir a nuestra bola la dirección correcta y allí nos vemos, pensé que haría eso. Al poco veo que Pepe, más ligero de pies de lo que a mí me gusta, con algodones en los oídos, acostumbrado a cazar en mano la perdiz y con su despiste habitual, se me cruza por delante y se me pone a la derecha, entre la pared y yo, o al menos eso pensé, así que continué la dirección que creía la correcta pero a mi paso, despacio y dejando hacer a las perras, resultado… ¡¡los tres a nuestra “put… bola”!! Y aquí empieza la mañana de llamadas de móviles que hemos tenido.

La primera la de Pepe.

--¿Dónde estás?

--Espera, le digo, pues en ese momento me entra una torcaz “algo” a tiro y aprovecho para disparar y que me localice.

--¿Has oído los tiros?

--Sí, coño estás muy atrás de mí, me vuelvo a ver si te veo.

Al rato, otra llamadita:

--No te veo.

Y qué casualidad, otra torcaz que entra cerca y vuelvo a aprovechar y la tiro, por cierto, no le dí a ninguna.

--Joder, si estás por delante, voy en tu dirección.

Al rato… Otra llamadita:

--Enrique, estoy en la esquina del alambre con la pared y yo te veo.

--¡¡Joder Pepe!! Si estoy bien lejos, haz una cosa, como ahí hay unos llanos muy grandes, entretente con ellos buscando la liebre hasta que yo llegue, que voy bastante más despacio que tú.

Y entre llamada y llamada, yo cazando a mi ritmo, las perras trabajando muy bien, pero nada de huellas por ningún sitio, en toda la mañana tan sólo he visto un cagalutero en todo el terreno que he batido, una pena. No me explico como, con la falta de rastro, las dos “L” no dejan de meter la nariz en todos los huecos y recovedos de los canchos y las chaparras, con lo fuerte que es ese terreno y las dos han estado incansables, una maravilla. Cuando he estado subido a los canchos, ellas dándome los alrededores a su libre albedrío hasta que les silbo, y cuando he cruzado pequeños “limpios”, muy cerquita y en todo momento han estado pendientes de mí, qué inteligencia cazando, me han asombrado.

En algún momento me crucé con un cazador solitario con un podenquillo, saludo con la mano y cada uno a su bola, pero lo que si, es que hubo un momento de gran tiroteo lejano, llegué a contar como quince tiros en un espacio de cuarto de hora, pensé que estarían a las palomas, pues había movimiento de ellas.

En esto que vuelve a sonar el móvil, en éste caso era Juan:

--¿Dónde estáis? Nos estamos haciendo “la picha un lío”. Yo ya estoy en el acero, me ha cruzado la piara de cochinos, he estado a punto de meterle a uno grande y solitario que ha pasado cerca. Los ha sacado un chaval que está por aquí.

--Pues Pepe también está en el acero, mira a ver si lo ves, yo estoy llegando.

Ya casi estaba llegando al acero y a lo lejos veo a Pepe sentado en un cancho pequeño y aislado en todos los llanos del fondo, en esas, otra llamada de Juan:

--Estoy buscando y no veo a Pepe.

--Espera, que ya llego a donde está él y te buscamos.

Al rato… Otra llamada de Juan:

--Oye, que a Pepe no le veo, yo estoy al lado del camino de Albalat.

--Coño Juan, si te has ido bien abajo, como has hecho eso.

--Pues en eso quedamos ¿no? Danos el centro y luego nos volvemos por la linde de piedra.

--No hombre no, era al revés.

--Ya estamos como siempre el primer día, no falla, estamos de cojones.

--Mira, vete en dirección a los coches que ya llegaremos nosotros, así vamos a nuestra bola y allí nos encontramos.

Como ya había llegado al sitio de Pepe, decidimos hacer lo que le dije a Juan, nos damos la vuelta por el centro en dirección a los coches, y nada más dejar los llanos y volver a las canchaleras, con Pepe a mi derecha y yo por lo más fuerte, y qué pasó, pues que Pepe me volvió ha hacer la misma jugada de por la mañana, al rato se vuelve a cruzar y empieza a ponerse a mi izquierda, pero ésta vez ya no lo dejé, le dije que siguiera por mi derecha (donde se había colocado tras cruzarse) y que no me perdiera de vista, que estuviera cerca y controlándome, menos mal que por fin me hizo caso.

Al rato me cruzo con dos cazadores de la sociedad con dos bretones, tras la charla de rigor me comentan que han levantado una piara de más de veinte cochinos (de ahí los tiros, pues se juntaron con los tiros a la otra piara que levantó otro chaval al lado de Juan) ¡¡Aquello está infectado de jabalís!! Llevan una liebre colgada y no han visto más en toda la mañana.

Los dejo y me encamino a lo alto de un farallón de canchos, donde Pepe me espera en lo más alto, por supuesto ha subido por la loma fácil y yo por todo el medio. Cuando estoy a dos metros de él, los dos con la escopeta abierta y hablando según llego, la Linda se mete como un cohete en la chaparra que está al lado de Pepe y arranca como una exhalación el único conejo que he visto en esa zona en años, imposible tirarle pues tan sólo había un claro de un metro y yo estaba con la escopeta abierta, un fantasma que si no es por que lo vi pasar en ese metro ni se lo que es.

Al rato, otra llamada del móvil, en éste caso mi madre:

--Dile a tu padre que son las doce, que se tiene que tomar la pastilla.

--Pues a ver cómo se lo digo, si no le he visto en toda la mañana.

--¿Cómo le dejas solo?

--No está sólo, está con Pedro y Paco por otra zona del coto, llámale a él y que se la tome.

--No puedo, tu padre se ha dejado el móvil en casa para que no le molesten.

--No te preocupes, que ahora llamo yo a Paco, que está con él.

Tardamos una hora más en llegar a los coches, sobre la una y cuarto y allí ya estaban todos comiéndose el taco en una lancha, los impaciente ni siquiera se esperaron, se ve que los “mayores” tenían prisa. Al llegar empezaron las típicas historias entre compañeros y se pasó un buen rato mientras le porfiaba a Juan sobre la estrategia y la táctica a seguir y la seguida.

Los mayores no esperaron ni a que recogiéramos, con la excusa de que tenían prisa, se montaron los tres en un coche y se fueron. A todo esto, yo tenía la intención de acercarme, por la tarde, un rato a una zona libre que se suponía muy conejera, y mi padre y Pepe estaban quedando para ir mañana, domingo, a los llanos de otra sociedad local pero tenían dudas pues esa zona sólo se puede cazar domingos y festivos, y como es principio de temporada no sabían si se había dejado la apertura de esa zona para el lunes, que es fiesta, con lo cual acabé llamando al presidente de la otra sociedad para preguntarle:

--Buenas Francisco ¿qué tal el primer día?

--Pues como el coto se abre mañana, nos hemos ido a “Zamarrilla”, a lo libre.

--Hombre, pues ahí es posible que me acerque ésta tarde un rato.

--Pues ni te molestes, esto ha sido un aparcamiento enorme, todo lleno de coches y gente cazando, y encima está “pelao”, tan solo hemos visto un conejo en toda la mañana.

Total, que mi gozo en un pozo, y eso que había quedado con Antonio (Colorín) para juntarnos un rato con los perros, pero si no merece la pena habrá que pensárselo.

Recogemos perros y archiperres y de vuelta a casa, dejo a Pepe y subo a la finca con Juan para que monte sus perros en su coche y que vea los cachorrillos que estoy criando. En eso estábamos cuando me suena el móvil, es Antonio para saber si vamos, le cuento lo que me han dicho y decidimos dejarlo para otro día. A continuación le suena el móvil a Juan, son dos amigos suyos que quieren dar una vuelta por lo libre de La Sierrilla (al lado de la ciudad) un rato por la tarde, me pregunta que si me animo y acabo llamando a Antonio que también se apunta, son las dos y media y Juan se va, les hecho de comer a los perros, recojo los cachorros y decido acercarme a casa a comer algo, llego a mi casa a las tres y hemos quedado a las tres y media, tiempo para lavarme la cara y quitarme el sudor de la mañana (que ha sido mucho) y vuelta a subir a la finca, enganchar el remolque y echar las tres podencas dentro, llego al bar a las cuatro menos veinticinco, un café rápido y para el cacerío, donde se supone que nos espera Antonio.


Tarde en La sierrilla

Ésta zona libre está, prácticamente, la lado de la ciudad, son un par de laderas de dos montes cercanos, la zona es muy sucia, con manchas de aulagas, chaparras, pinos, tomillos, etc. Apenas nos vemos y la forma de cazarla es dando pequeños ganchos.

Ya la cazamos el año pasado y se dio muy bien, esperábamos que esa tarde se repitiera el éxito, pues nos habíamos enterado que, por la mañana, los galgueros habían corrido más de 14 liebres en los llanos de abajo y todas fueron en esa dirección, con lo cual las expectativas eran buenas.

Los cazadores que íbamos a dar esas manchas éramos cuatro y dos aprendices, mi hijo y un sobrino de uno de los amigos de Juan. Del apartado de perros, yo me llevé las tres podencas, aunque tenían una buena paliza de la mañana e incluso ya habían comido, era lo único que tenía para batir, pero les noté la guerra de la mañana. Juan se llevó dos perras que no había sacado por la mañana, la cruzada de teckelxpodenco, madre de la lagartija de la mañana y una podenca muy buena. Y Antonio se llevó a tres, Brenda, podenca andaluza de talla chica y pelo duro, Alba, podenca andaluza de talla chica y pelo fino y el cachorro de cuatro meses, Deivid, hijo de la Brenda y que aguantó como un jabato a pesar de lo chico que se le vé.

Al llegar vimos una furgoneta blanca allí aparcada, y un tío en un alto, sentado en una piedra. Yo pensé que no era Antonio y le llamé al móvil, a lo que él me respondió a voces desde lo alto. Una vez reunidos, tocaba la forma de cazar aquello, yo me callé pues era Juan el que conocía bien toda la zona, el dispuso dónde se tenían que poner los puestos para poder dar un par de manitas bien seguidas. Nos separamos y mientras los tres que llevábamos perros nos dirigimos aproximadamente, a mitad de la mancha, los otros se fueron a un regato que había en el medio, listos para empezar la mano.

La mancha fue una locura, perdí la cuenta de las piezas sacadas por los perros, la mayoría corrían para atrás (supongo que las liebres) y otras hacia delante, en dirección al regato, pero no se sentían tiros. Estaba claro que, sólo dos puertas, eran insuficientes para cubrir aquello, en la primera mano tan sólo tiró Juan y sin éxito.

En la segunda mano, la cosa seguía igual, peo ésta vez sí que vieron llegar las piezas los que estaban de puerta, pero tirarlas era otra cosa, al llegar a ellos los comentarios fueron de lo más variado. Por supuesto Juan estaba exultante, pues como no se veían los perros, tan sólo los oíamos, el estaba seguro que eran los suyos los que habían sacado la caza, menos mal que uno de los que estaba de puerta puso las cosas claras:

--Pues aquí han llegado dos conejos, y los perros que venían con ellos eran esa dos –dijo refiriéndose a mis perras—

Era lo que faltaba para tomarle el pelo a mi buen amigo, se tubo que callar como una put… y aguantar el chaparrón, que junto con el de la mañana, lo tenían bastante negro.

Y esa era la realidad, las perras que yo sentía eran las mías, estuvieron superiores a pesar de calor y la humedad que había, que era asfixiante, y después de una mañana de guerra en los canchos. La única que ví fallar, fue otra vez a la Meiga, que buscaba la sombra como loca.

Una vez en la segunda puerta, la decisión era dar otra mano, ésta vez por debajo, por la linde de la mancha hasta el regato anterior, y una vez allí, uno de los compañeros se tenía que ir. Esa mano fue infructuosa, no sacamos nada y ya se estaba empezando a ir el día.

Quedamos cuatro, y Juan quería dar coger el coche e ir a dar la linde de un artículo 23 que hay cerca, pero Antonio y yo decidimos quedarnos por allí hasta que se fuera la luz, y eso hicimos. Nos separamos y nosotros dos dimos la vuelta en dirección a la parte de la mancha de aulagas que no habíamos dado y salir por los llanos hasta el coche.

La verdad es que fue una buena idea, cazando con nuestros podenquillos tranquilamente, a la mano y dejándolos trabajar en aquel mar de espinos que se nos clavaban en las pantorrillas, con Antonio un poco adelantado por la parte de arriba y yo más abajo.

Cuando salimos de la mancha de aulagas, Antonio se paró a esperarme y cuando ya llegaba a su altura, con la escopeta abierta otra vez, su Brenda le sacó de los pies una gran liebre que abatió a los pocos metros, siendo mordida por todos los perros, incluido el cachorro, al que le vino muy bien la lección. Éste elemento, el cachorro, merece mención aparte, ya lo veréis en el vídeo, aguantó las tres horitas y pico de la mancha sin parar de moverse, es para verlo.

Esa liebre no pude tirarla yo, pues al cerrar la escopeta, uno de los cartuchos estaba a la mitad y se dobló sin poder yo cerrar, pero es igual, la cazó mi amigo.

Dimos la vuelta hacia los coches, y en una lomilla cercana, vi una liebre a la que le largué un tiro, pero siguiendo la media del día, no tuve suerte.

Y eso es lo que dio de sí el primer día de caza, lo disfruté de lo lindo, recogí las perras y a la cama, que al día siguiente, domingo, había quedado a las siete de la mañana y antes, tenía que ir a recoger los perros, con lo cual el madrugón era grande y encima tenía que trabajar por la tarde, pues el sábado, por supuesto, me lo cogí de asuntos propios.

Los vídeos también los he separado, primero el de la mañana: http://www.vimeo.com/7040925

Y a continuación el de la tarde: http://www.vimeo.com/7041118

Un saludo

Pd. Y amenazo con más
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Mensaje por JF Miér 14 Oct 2009 - 1:47

baltar se nota que trabajas en la prensa macho que parrafon me acabo de leer pero claro sarna con gusto no pica jajajja
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Mensaje por haze Miér 14 Oct 2009 - 11:55

Yo tambien me lo e leido entero jeje,me gustan los relatos,ya que lo redactas muy bien cheers cheers
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Mensaje por Baltar00 Miér 14 Oct 2009 - 23:03

Pues si os ha gustado, éste os va a gustar más, a mí me gustó bastante:



Y aquí llegó la gran gozada del fin de semana, un día así hacía tiempo que no lo vivía y no sospechaba que podría darse en ésta finca. Todo lo acontecido se lo debo a una gran perra, a mi Linda, que después del trabajo que me ha dado desde que llegó a mis manos (problemas con su hermana, asustadiza, recia, miedosa, etc.), me lo está devolviendo con creces. ¡¡Madre mía que perra!! No le he quitado ojo en toda la mañana, ella solita se ha bastado para echarme, en una finca que no tiene, ocho conejos, tres liebres y alguna que otra perdiz suelta, no me he equivocado cuando la elegí a ella en vez de a su hermana, es una perra trabajadora, tranquila, con mucho viento y buena dicha. De los siete que fuimos a ese coto, yo fui, con diferencia, el que más caza saco, y eso que me tuve que ir antes de tiempo.

La pena es que yo no he estado a su altura, y de los cinco conejos que sí he tenido a tiro, los cinco los he fallado, y los he fallado de la manera más vergonzosa, con la perra picándolos desde hacía diez o quince minutos antes, estando preparado, dejándolos correr y tirándolos en lo más limpio, penoso, pero al final me pude llevar una liebre y una perdiz para casa, algo es algo, pero lo que más me gustó llevarme a casa, son las alegrías que me ha dado la perra durante toda la mañana.

Era la primera finca del calendario de la sociedad de cazadores de mi ciudad, ya he comentado otras veces que éstos cotos los conozco poco, llevo tres años en la sociedad y lo normal es que se cace una o dos veces por año cada finca, con lo cual no se tiene tiempo para aprenderse, ni siquiera, las lindes. Ésta la tenía catalogada como finca normalita, con perdices y liebres pero muy escasas ambas especies, pero como digo, de las doce fincas que tenemos, ésta no es de las peores… pero tampoco de las mejores.

El año pasado ya me fui fijando en ella y en cómo cogerle los puntos, pues de las tres que hay por esa zona, es la que más dificultad orográfica y vegetal tiene. Son riberos de regato y de un río, sin árboles y con unos llanos en la parte de arriba bastante limpios por la carga ganadera, pero que conforme se va bajando hacia los regatos y los riberos con tantísimo “diente de perro” y sus desniveles, la cosa va mejorando.

Aquí cazo con compañeros distintos de los habituales, es la partida de siempre de mi primo, y yo me he acoplado a ellos, todavía no me hago y voy un poco donde me lleven, y aparte de ellos (conmigo somos siente) en el coto también cazan otras partidas más hasta completar el cupo de 12 cazadores por cuartel, y los cuarteles no son muy grandes pero están muy cerca de Cáceres.

Solemos quedar en la churrería de uno de los compañeros, donde, para ese día, “alguien” había elegido las 7:00 de la mañana como hora de quedada. Otra vez los problemas del horario, mi primo, que tiene la perra al lado de mis perreras, me dijo que se quedaba a dormir en la finca de otro compañero, que le cogiera la perra y que a las siete nos veríamos en la churrería, y me sorprendió, pues conociéndole y sabiendo cómo le gusta la buena vida, tanto a él como al compañero, los dos estaban a las siete en el sitio, los primeros, pero eso sí, haciendo acopio de botellas de agua, por algo sería. El segundo fui yo y a continuación otros dos, pero de “alguien que eligió las 7:00” y del compañero que tenía que recoger… ni rastro hasta las 7:40. Como no hay mal que por bien no venga, hubo su rato de cachondeo y su carajillo bien tomado y acabamos saliendo de allí sobre las ocho y algo.

Para poner nombres a los compañeros diré que fuimos Daniel (mi primo), Moncho, Pablo, Antonio, Fernando, Carlos y yo. Y que de acompañantes iban el hijo de Antonio (adolescente), un amigo de Carlos (sin escopeta, por pasear, vamos) y mi cachorro humano, que con 13 años recientes tiene más afición que el padre y un aguante increíble para su edad, y que me viene recordando, cada dos por tres, que cuando tenga la edad para coger la escopeta, la cámara la tendré que coger yo y más después de lo fallado en ésta jornada.

En cuestión de perros, yo tenía la duda de qué llevarme, tenía seguro el braco, por aquello del terreno y las perdices, y de acompañante dudaba entre Meiga, la que sacaba con el braco el año pasado y que me funcionó muy bien el equipo o a Linda, para ir probándola a ella sola en distintas circunstancias y que fuera cogiendo experiencias de caza, pues por unas cosas u otras, ha tenido bien pocas. Acabé por llevarme a Linda… y no puedo alegrarme más por ello.

Los otros perros de la partida eran un bretón muy bonito de Moncho (y que no pudo hacerlo peor), una garabita pinta de mi primo hija de mi braco y de la mejor perra que tuve, garabita de podenco y que ya murió y los que traía Carlos: un podenco andaluz talla media, muy bonito, un setter inglés al que le puso collar eléctrico, otro setter inglés cachorro y un pequeñajo cruce de podenco con algo, parececido a los “Tobías” catalanes que he visto en fotos en el foro.

Del camino al coto ya hablé el año pasado, hay que ir por una carretera que está en tal mal estado que me costó un par de amortiguadores la temporada pasada, uno de ellos partido por la mitad y el otro reventado, se puede ver al final del vídeo cómo es. Una vez allí, en vez de dejar los coches en la casa de los pastores, a los que entran a saludar siempre que van, ésta vez los bajamos un poco y los aparcamos al lado de una fuente (con muy buena agua y fresquita) y una charqueta, un gran acierto pues el día fue muy, pero que muy caluroso y encima con la humedad dejada los dos días de lluvia que hubo entre semana, fue algo agobioso rondando los 37 grados, serían las 8:30 corridas.

Como éramos muchos para llevar una mano, decidimos separarnos, Antonio y su hijo por un lado, Carlos, Pablo y Fernando por otro con los perros de Carlos, y yo con mi primo Daniel y Moncho con su bretón. La finca no es muy grande y nos íbamos a estar viendo durante toda la mañana.

Empezamos a bajar y empecé a ver huellas de conejos, pero los compañeros ya iban cegados con las perdices, la marcha era más rápida de la que me gusta y, poco a poco, me iba quedando atrás, en la primera loma que íbamos bajando, ya empezó la perra a dar su recital particular, un leve movimiento de rabo, nariz al suelo, y a desentrañar el rastro que tenía, yo me preparo, aviso a los compañeros y no tarda en echar el conejo que corre hacia arriba por mi derecha, lo dejo sobrepasarme para no cruzar el tiro con el compañero y como a cinco metros hacia arriba… lo fallo estrepitosamente, el primero de cinco que fallaría a lo largo de la mañana, todos dejándolos correr y tirándolos bien a gusto.

Seguimos la mano y vuelvo a quedarme atrás conforme subimos un ribero, me supongo las intenciones de los compañero: las perdices, y me monto mi propia estrategia. Como aquello son riberos y todos los que estamos cazando van a estar en los altos buscándolas, van a acabar por volarlas todas y esparcirlas, decido dedicarme a los conejos en los regatos por mi cuenta, que las perdices vendrán solas a lo largo de la mañana, y no me equivoqué. Le comento a Moncho y Dani que me quedo a mi bola y me voy bajando, buscando los regatos y las medias costanas llenas de tomillares, escobas en las ollas de los regatos y muchos dientes de perro.

Y eso empecé a hacer con la podenca y el braco. Cuando llego a una olla grande, llena de escobas, la perra se pone a picar, otra vez leve movimiento de rabo y nariz al suelo (así estuvo toda la mañana) y yo preparado controlado la orilla del regato, por si estuviera allí, estuve como un cuarto de hora mientras la perra iba y venía con el hocico en el suelo y yo dos pasos más allá o más acá sin moverme del sitio y vigilándola, me estaba encantando cómo cazaba, estaba seguro que lo sacaría antes o después cuando, por detrás y a lo lejos, desde lo alto del ribero, veo que Moncho me llama a voces.

--Enrique, te has traído remolque ¿verdad?

--Sí.

Contesto a voces, pensando que igual han abatido un jabalí y ya tenemos la mañana perdida, pero en eso veo, a unos cinco o seis metros de mí, un conejo que viene en mi dirección, va zorreando de la podenca, me ve y enfila como un rayo hacia el regato, le dejo llegar a el y lo sobrepasa, sobre la ladera de enfrente, en lo más limpio, le largo dos trallazos y… lo vuelvo a fallar estrepitosamente.

Por donde ha venido el conejo, acaba llegando Moncho.

--Déjame la llave del remolque que voy a dejar el chucho en él, no lo quiero dejar en el maletero del coche por el calor que hace.

--Pero hombre, cómo que lo vas a guardar.

--Esto no vale para nada, no se separa de mí ni para mear, me ha fastidiado una perdiz y para andar así mejor sin perro. A qué hora te vas a marchar.

--Calculo que sobre las 12:30, que tengo que trabajar a las cuatro y media y quiero que me dé tiempo de guardar los perros, darme una ducha y descansar un poco que ayer fue una paliza de la leche

--Bien pues a esa hora estamos Daniel y yo en el coche, que también nos queremos ir temprano y te recojo el perro.

Le doy la llave, se va y yo me quedo allí pues la perra seguía con su recital de hocico en suelo y suave movimiento de rabo. Pienso que será el rastro del que ha sacado antes, pero aún así me vuelvo a quedar en el sitio.

La perra vuelve, con el rastro, a las escobas de la olla y vuelve a sacar un conejo, que encima vuelve a correr por los mismos pasos del anterior. Vuelvo a hacer lo mismo que hice, dejarlo correr, pero ésta vez, como tenía la escopeta abierta y en el suelo tras hablar con Moncho, mientras la cojo apresuradamente veo que se me cae un cartucho, sólo tengo un tiro. Dejo que el conejo cruce el regato por el mismo sitio que el anterior y, en el mismo claro de la loma de enfrente, vuelvo a soltarle el trallazo… ¡¡Volviendo a fallar estrepitosamente!!

Cuántas veces te da la caza la oportunidad de enmendar el error cometido, pocas o ninguna, pues mejor que me vaya de allí.

Sigo con los regatos y las medias costanas, y la perra sigue haciendo lo mismo de tanto en tanto, pero los dos siguientes conejos me los saca fuera de tiro, corren en la dirección contraria a mí. Más adelante me saca otro de la misma forma, ese a tiro en un pelao… y se me vuelve a ir, ya no se qué hacer con la escopeta, pero si los he apuntado perfectamente ¿¿?? Según mi hijo, todos los tiros los he tirado por delante, será que tiro con miedo al perro y tiendo a adelantar demasiado ¿¿??

En esas me doy cuenta que he llegado al fondo del coto, abajo del todo. Durante todo el tiempo hemos sentido tiros esporádicos y hemos visto volar perdices desperdigadas, pero ninguna ha entrado a tiro. Cada vez que oíamos un tiro nos quedábamos esperando a ver si nos entraba la perdiz, pero de momento no había suerte, la verdad es que hemos visto volar más perdices que tiros pegados.

Veo al fondo un cercado de piedra a media ladera del ribero, le comento a mi hijo que vamos a darle pues suelen ser querenciosos para las perdices, y según entramos la perra se va flechada a una escoba del centro del cercado y arranca el conejo hacia arriba por lo más limpio… Otros dos tiros y jurando que le había dado, pero los perros han salido detrás de él y al asomarnos los encontramos en unas piedras a lo lejos, sin irse de alli, me da que es un vival y que de darle, nada de nada.

Llamo a los perros y mientras vienen veo que Carlos y los demás van a pasar por allí con los perros, cuando llegan a mi altura les pregunto y me confirman las sospechas, es un vival, llevan dos conejos cazados y no han visto nada más salvo alguna perdiz levantada, y eso que van con bastantes perros. Y mientras me lo dicen, Fernando avisa:

--Cuidado con esa perra, que está dando algo.

Se refería a mi perra, estaba dando un caliente justo entre nosotros, en un regato que había por medio bastante tupido de escobas, pero no sacamos nada, se ve que al tiro del conejo anterior, el que estuviera allí también se habría corrido al vival, pues fue la dirección que cogió la perra y por esa zona los conejos no tienen encerraderos y están listos a cualquier ruido para encuevarse, eso junto con amonarse en una escoba o en un tomillar son su máxima defensa en ese terreno, no es lo mismo que en el cancho.

Decido darme la vuelta y volver al regato que había dejado antes de dar el cercado, bajo y subo la media ladera del ribero, la perra seguía en el regato y yo mirando hacia abajo cuando siento un ¡¡brrrrruuuuuuuuuu!! Justo por detrás, me entra como un cohete una perdiz a la que tan sólo puedo tirar instintivamente y la dejo muerta en el aire, el pelotazo es impresionante pero los perros no la han visto, como veo que van a tardar en encontrarla pues al estar muerta no deja rastro, me voy a por ella más contento que unas castañuelas, mi ego ha crecido de 0 a 100 en un instante y me queda claro una cosa, soy de tiro a tenazón, como tenga que apuntar voy listo.

Enseguida aparecen, por lo alto del ribero del que ha venido la perdiz, mi primo y Moncho, me preguntan si he visto dos perdices y les enseño la mía, la otra la vio mi hijo perderse por la linde de abajo del coto. Llevan un conejo cada uno, lo único de pelo que han visto, y tan sólo uno lo han cazado ellos, el otro se lo ha encontrado la perra recién muerto, sospecho que es mío pero es sólo una sospecha. También han visto alguna que otra perdiz pero fuera de tiro, no muchas.

Paramos para descansar, pues la paliza junto con el calor y la humedad, era de órdago, unas bromas y un cigarrito y me dicen que van a enfilar en dirección al coche. Yo les digo que haré lo mismo pero subiendo por el río, para ver si tengo más suerte y nos volvemos a separar, hemos quedado a las 12:30 en el coche y ni siquiera me ha dado por mirar el reloj.

Los regatos estaban secos, pero el río me sorprende con agua, muy turbia pero algo corre, perfecto para refrescarnos y mojar a los perros, el braco se tira directo al agua pero la podenca se lo piensa mucho, acabo mojándola aunque su intención era seguir cazando. Después de refrescarnos, a seguir cazando.

Vuelvo a pasar por una olla del río, otra vez con escobas y otra vez la perra con el leve movimiento de rabo y la nariz al suelo, y otra vez a esperar a ver qué sale. Estuve un buen rato viendo a la perra para allá y para acá sin despegar la nariz, diría que como cuarto de hora o veinte minutos, la veo enfilar recta y a unos veinte metros por delante de ella salta la liebre, se ve que no quiso esperar a la perra que ya la tenía cerca. Rápido la escopeta a la cara y la paro a dos metros de la escoba donde la ví salir, otro tiro de reflejos y otro acierto, ahora sí que tengo claro qué tipo de tirador soy.

Y lo que pasó a continuación es el final de un trabajo muy bien hecho por parte de mi podenca, un cobro excelente, sin dejarse quitar la liebre por el braco y trayéndomela a mis pies… ¡¡me la comía!!

Al tiro vimos otra liebre que salió bastante más allá, era muy grande, seguro que era una hembra y habíamos dado con un celo, era posible que hubiera alguna más por allí, pero eran cerca de las doce y veía la casa bastante alejada, dejo la zona aun creyendo que si la pateo sacaría algo, pero enfilo en dirección a la casa, río arriba.

Y vuelvo a encontrarme otra olla con escobas, y vuelve la podenca a hacerme lo que tantas veces ha hecho durante la mañana, nariz al suelo y rabo en movimiento, otro rato de espera y… otra liebre que sale, pero ésta vez algo lejos, suficiente para apuntarla y largarle un tiro, pero ésta vez no hubo suerte, a pesar de un extraño que nos pareció que hizo, una vez los perros en el sitio, la podenca cogió el rastro y se alargó tanto que me dí cuenta que… ni tocarla.

Eran casi las doce y media y estaba cerca de la casa, me da por mirarla bien y me doy cuenta de que ¡¡no era la casa!! Era otra en la otra punta de la finca y enseguida me suena el móvil, era mi primo:

--Dónde estas, nosotros ya estamos en el coche.

--Voy llegando, no tardo –les miento de forma descarada—

Desde el alto más cercano me doy cuenta que estoy como a un kilómetro de la casa verdadera, entre unas cosas y otras me había despistado.

Enfilo por los altos en dirección a la casa donde estaban los coches, sospechando lo que iba a pasar, otra vez la perra con el hocico en el suelo y un suave movimiento de rabo, otra vez a esperar a ver qué sale, y salen tres perdices por la loma de enfrente, habían apeonado alejándose de mí, imposible tirarlas.

Aligero el paso para poder llegar pronto a la casa, no me gusta que me esperen, pero vuelve a pasar lo mismo, vaya día que me dio la perra, impresionante. Otra vez eran perdices, una suelta que ví apeonar por la ladera de enfrente y otra que se vuela larga. Está claro que todos los demás las habían levantado pero ninguno las había cansado, pues volaban de cojones y estaban en los pelaos de arriba, no en los altos de los riberos, y todos buscándolas por abajo, hice bien en dedicarme al pelo.

Cuando quise llegar a la pared de piedra del cecado de la casa, ya eran la una y media, el braco iba echándose en la sombra de la pared y me lo dejaba atrás teniéndolo que llamar, la podenca iba como si tal cosa. Al llegar a la charqueta de la fuente se metieron los dos en el agua, el calor era sofocante.

Mi primo y Moncho enseguida sacaron el perro del remolque y se fueron, yo me quedé refrescándonos en la fuente, directamente el cubo de agua a la cabeza, como una ducha. Y vuelvo a deciros que ¡¡vaya perra tengo!! Qué manera de caza y siempre pendiente de mis instrucciones, si veía que se alargaba con algún rastro, un silbidito y volvía, una maravilla.

Para que luego digan que se estropean los perros si cazan junto dos que no son del mismo tipo, a la podenca no le afectó el braco en ningún momento, ella hizo su trabajo de forma impresionante… Al braco, pues tampoco, aunque no me fijé en él durante toda la mañana, solo tenía ojos para la podenca, a esa seguro que no la estropea cazar con un perro de muestra.

El resto fue todo seguido, vuelva a pasar por esa carretera infernal en la que hay que ir todo el rato en segunda y tercera y otra vez segunda, llegada a las perreras, a casa, ducha, comida y a trabajar… Mañana lunes más.



El vídeo lo he subido por Megaupload porque Vimeo no me deja hasta la semana que viene, ya sabéis que si sale el play rojo hay que darle hasta que salga verde y entonces empezará, lo monté depresa y corriendo pero tiene algún fallo de montaje.

Si lo dejáis reproducir un poco y luego empezáis desde el principio, no tendrá parones

Un saludo

http://www.megavideo.com/?d=R3AJ6LAX
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Mensaje por JF Jue 15 Oct 2009 - 0:01

baltar picha ponlo por capitulos mas chicos que tanto de golpe es muy duro jajajajaja

con tui con eso gran relatazo
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Mensaje por Baltar00 Jue 15 Oct 2009 - 0:27

Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy Very Happy

Los siguientes serán más cortos, te lo aseguro, pero es que con éste estaba emocionado Very Happy Very Happy

Un saludo
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Mensaje por JF Jue 15 Oct 2009 - 0:46

si si loq ue me hacre gracias es como te da caña tu cachorro humano jajajajaja me recuerda a mi cuando mi padre fallaba y todavia lo sigo haciendo
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Mensaje por JONATAN Jue 15 Oct 2009 - 11:26

enhorabuena por tus relatos!!!!!! Te vamos a tener que hacer una seccion para ti solo jajaja
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Mensaje por haze Jue 15 Oct 2009 - 14:07

Pues si,hacerle una seccion pa el solo,q menudos relatos,mira que a mi lo de leer... pero me gusta como lo cuentas,parece como q lo vivo jajaja muy bien y muy buena podenca si señor
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Mensaje por Baltar00 Vie 16 Oct 2009 - 1:14

Éste es más corto Very Happy Very Happy y si os gusta como se cachondea el chaval de mí, no os perdáis el vídeo Very Happy Very Happy y a ver qué me decir de alguna escena grabada.


Tercer día de caza en éste inicio de temporada, llegados a este día parece ser que todo el mundo estaba derrotado. Tenía decidido ir hoy a éste pueblo, pero ni mi padre, que prefirió irse a la puja de la patrona en Casas de Don Antonio, ni Pepe, que dijo que estaba cansadísimo y que quería descansar, ninguno se animó a acompañarme, pues son los dos únicos que son socios de éste pueblo.

Como la cosa estaba clara, me lo tomé con mucha relajación y salí de casa sobre las 8:30 h. en dirección a los perros, tan sólo mi hijo y yo éramos los únicos con suficiente afición para salir hoy. Viendo los dos días anteriores, tenía claro qué perros llevarme para la ocasión, tan sólo dos perras, las dos “L” y eso a pesar de que Linda llevaba saliendo desde el sábado, con lo cual sospechaba que podría estar algo cansada, pues aparte de las tres jornadas de caza que llevaba a sus espaldas, también hace tan sólo dos meses que parió y no ha podido ser campeada como las otras, me temía que podría sufrir las consecuencias, pero sólo la he notado un pequeño ritmo más lento de lo habitual, que lo ha solucionado con sus mejores vientos, pues Luna es más trabajadora pero no tiene los vientos de la otra..

Enseguida nos presentamos en el coto, pues no está muy lejos de Cáceres, mi primera intención era dar la esquina que linda con el pueblo de al lado, es la primera entrada y no se necesita llegar hasta el pueblo, pero al enfilar el camino desde la carretera, pude ver que había seis coches allí aparcados, demasiados para el terreno a cazar, pues aquello es pequeño, así que dimos la vuelta y nos metimos a través del pueblo para cazar lo que yo llamo “los cercones”. Ese cazadero tiene dos partes, una son cercones al lado del pueblo que siempre han tenido conejillos, el año pasado lo visité bastante, pero el terreno no es muy grande y al volver hay que pasar por todo lo cazado anteriormente.

La segunda parte sería, desde el coche, todo lo que es la dehesa boyal del pueblo, una finca muy bonita pero con mucha carga de ganado, en éste caso vacas, caballos y cochinos sueltos por todo el campo. También tiene unas zonas de grandes canchaleras y muchas paredes viejas, con multitud de zahurdas muy antiguas, ya puse fotos y vídeos de esa zona el año pasado, pero como la zona lo merece, también las he puesto éste año.

Empezamos por los cercones, conozco bien los vivales de esos cercones y se cómo cortarle las salidas a los milikis. El primero es bastante limpio, alguna escoba suelta, y zarzales que se van agrandando conforme te acercas al camino de la fuente, y ahí pude tirar el primer conejo, las dos perras estaban dando unos zarzales mientras yo controlaba en lo alto de una lancha, cuando las perras entraron en una pequeña mancha de escobas, al mismo tiempo salió un conejo por la otra punta, no las esperó pero yo lo ví (las perras no) corriendo ladera arriba por lo limpio, un trallazo y juraría que lo toqué.

Nos encaminamos al tiro, pero por allí no había ni rastro del conejo, un poco más allá están todos los vivales y las perras, buscando el rastro del conejo tirado, acabaron dándome uno en una grieta de unos canchos. Estaba bien metido y la grieta era grande, no encontramos ningún palo por los alrededores, lo suficientemente largo como para llegar a él y la grieta tenía dos salidas. Parecía un gazapo y después de un rato con el, viendo que no llegábamos, lo dejamos para la vuelta. Había varias posibilidades, una que fuera un gazapo, otra que fuera el conejo que acababa de tirar y que estuviera tocado, y otra es que fuera un conejo nuevo pero al no llegar a él, era mejor dejarlo.

Lo siguiente fue subirnos a un gran cancho que controlaba algunos vivales y dejar que las perras dieran los alrededores, sobre todo un gran zarzal en la parte de abajo. Durante todo el tiempo que llevaba por allí, me pude dar cuenta que, cuando cayeron los dos días de lluvia la semana pasada, por allí tenía que haber sido espectacular, pues todo el campo tenía huellas de haber corrido bien el agua por las laderas, y los bajos han tenido que estar inundados a base de bien, y el zarzal grande estaba precisamente en un bajo con señales de haber tenido agua días atrás, con lo cual las expectativas eran pocas. Las perras estuvieron un rato en él pero sin mucha intención.

Pasamos a otro cercón que siempre ha tenido huellas, le dimos una buena mano controlando el gran vival que tiene, lo único que vimos fueron unos cochinos ibéricos que estaban en otra cerca pequeña de al lado. Las perras lo dieron muy bien y al ser el más grande, nos llevo nuestro tiempo acabarlo. Ese cercón linda con una finca en la que está prohibido cazar, la tenemos como zona protegida en el medio de la zona, con lo cual había que volver para atrás y eso hicimos, volvimos al zarzal grande y ésta vez las perras entraron con ganas en él, estuvimos bastante tiempo dándole pero al final las perras se salieron de él.

El siguiente paso fue ver si seguía el conejo en la misma grieta, si era el que había tirado posiblemente estuviera muerto y lo podríamos coger, pues habíamos cogido una buena y larga vara para la ocasión, y allí estaba todavía el amigo, hasta lo pudimos grabar. Sospechando que era el que había tirado y que estaba tocado, lo que hicimos fue intentar acercarlo a una de las salidas para que las perras lo cogieran y mi hijo empezó a meter la vara. Lo que consiguió fue, que en vez de salir por la parte donde estaban las perras, el conejo le corriera por el brazo y saliera como un cohete de la grieta por la parte por donde no estaban las perras, corrió ladera arriba y yo, que había dejado la escopeta en el suelo para ayudar al chaval, en lo que tardé en cogerla y largarle el trallazo, ya estaba el conejo corriendo como un poseso… Con que estaba tocado… ¡¡Una leche!!

Otro que se fue a criar y otra vez cachondeo del chaval, y con toda la razón del mundo, pues no me estorbaba nada de nada para haberle pegado. Los perros lo corrieron y se acabó encerrando en un vival bastante más abajo del que yo creía que sería el suyo.

Visto lo visto, dirección al coche por un pasillo que había dejado para la vuelta, con algún cancho grande y un par de zarzales, uno de ellos con vival, y ese estábamos dando cuando las perras se metieron calientes en un gran cancho que había al lado, controlando las perras no me dí cuenta de un conejo que salía por la otra punta pero mi hijo sí, y me lo cantó. El “jodio” conejo se metió en una pequeña pared y cuando lo ví aparecer en un claro le endilgué el taponazo, yéndose como los otros… ¡¡a criar!!

Vaya racha que llevo con los conejos, todos los que apunto se van, como siga así me veo colgando la escopeta y sacando a los perros para que los asusten, porque otra cosa ya no sé qué hacer.

Lo siguiente fue llegar al coche a beber un poco de agua, pues el calor era insoportable, y una vez descansado un rato, dar una vuelta por los canchos del Prao, con sus zahurdas de paredes de piedra y con mil y un sitio por donde se puede meter un conejo, como ya he dicho, allí ha tenido que caer agua en abundancia, y gracias a eso en algunas lanchas había pequeños charcos de agua donde las dos perras se podían refrescar. El terreno es precioso y me encanta cazar allí, pero es el primer sitio donde entra la gente del pueblo a cazar, y cuando me suelo meter yo por allí ya ha pasado bastante gente, hay mucha huella y las perras daban con los vivales con facilidad, señal de que algún conejo se había metido en ellos recientemente. La zona es para verla en directo, es impresionante de bonita y no le hacen justicia las fotos.

En esa mano no sacamos nada, así que decidimos dar por acabado el día, el resto de cazadores ya hacía rato que se habían recogido y éramos los últimos en irnos de allí. Una buena mañana y dos buenas perras cazando.

Espero que os guste el vídeo, tiene algunas escenas que no son fáciles de ver habitualmente.

http://www.vimeo.com/7089347

Un saludo
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Mensaje por haze Vie 16 Oct 2009 - 14:26

Muy bonita la zona y buen video del cachorro humano,el tirador.... jejej es broma tio,no te enfades por fallas algun tiro mas o menos facil,porque a todos nos pasa y mas a principio de temporada
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Mensaje por Baltar00 Lun 19 Oct 2009 - 12:29

Primera salida de jueves, con el calor que hace y estando ya el campo bien repasado, no había prisas, y menos por parte de mi padre, que ya no gusta de madrugones.

Quedé en recogerlo a las 9:00 h. en su casa, pues sólo íbamos él y yo, y un poco antes subí a por las perras, eché al remolque a las tres podencas para ir viendo si alguna rezagada levanta cabeza. Y ya de camino a donde había quedado, me acuerdo el por qué no me gusta quedar a las nueve en día de diario… El tráfico es de locos, es la hora punta de llevar los niños a los colegios y encima está la ciudad totalmente levantada en obras, me costó más tiempo llegar a casa de mi padre que lo que se tarda en llegar al coto.

Había que elegir un terreno cómodo y fácil de andar, y a ser posible, que no se tuvieran que saltar paredes pues mi padre ya no está para esos sitios, y el mejor de todos es la punta primera del pueblo, la que linda con el coto del pueblo de a lado, pero tiene sus inconvenientes, el lunes quise entrar allí y había seis coches aparcados, demasiada gente para tan poco terreno y encima están las ovejas sueltas por allí y ya tuve un “follón” el año pasado con el pastor.

Pero como digo, era el mejor sitio y seguro que habría pistas de conejos, pues es una zona muy querenciosa, pero nada más llegar ya vimos cuatro coches allí, señal de que por lo menos hay conejos en esa zona, pero ésta vez no me eché para atrás y aparcamos en fina con los otros. Ya era algo tarde de hora, con lo cual el resto de cazadores habrían dado bastante terreno, pero no nos importó.

Aquí me conozco muy bien los escapes de los “orejudos” y si mi padre me caza bien, podría tener suerte y tirar algunos. El problema es que siempre ha cazado sin perros, le gusta matear y pisar bien el terreno, y no se va fijando en los perros ni tiene aguante para estarse quieto, el año pasado ya se fue alguno sin tirar por que su salida de la zarza no estaba cubierta… estaba buscando la liebre ¿¿??

El primer terreno a batir era un gran escobar, mi padre tendría que ponerse a la salida, cubriendo dos vivales justo en mitad de ellos, espero que me haga caso y le indico dónde ponerse y a continuación me meto en las escobas con las tres perras, pero es la primera zona que se encuentran los cazadores que quieren cazar allí y ya no había nadan dentro, huellas sí que había, pero ya estaban levantados.

La siguiente zona son unos canchos pegados a las escobas, como mi padre sí me había hecho caso a la primera, ahora le indico que cubra las carreras a otro vival más al fondo, mientras yo controlo desde lo alto de uno de los canchos. Nada otra vez, ésta zona también está pegada.

Nos dirigimos hacia la linde con el pueblo de al lado, mi padre se va a un gran vival en medio de la esquina, y le faltan reflejos para tirar un conejo que había en la puerta del vival, bueno, por lo menos ha visto uno (pienso para mí). Ese vival está en medio de una cerca lindera, le doy con las perras todos los alrededores, llenos de pequeñas encinas, chaparros y escobas y, a pesar de algún caliente de las perras, incluso una pequeña cerca completamente pelada con una charqueta, pero no sacamos nada.

Nos dirigimos directamente a la pared que hace linde con el coto del pueblo de al lado, hay algunos zarzalillos en la pared y un gran cancho con zarzal que siempre se nos ha dado bien. Yo cojo la pared y mi padre a pocos metros a mi izquierda controlando la subida al vival grande y vamos despacio, dando bien la pared hasta llegar al cancho grande con zarzal y enseguida me dan un conejo enlapado.

La primera en darlo ha sido la Linda, no se le pasa uno, lleva ya tres ésta temporada dados en las grietas de los canchos, y eso que no es la mejor perra de cancho que tengo, la Luna es mucho más trabajadora, es una perra más hecha y no deja una grieta por registrar, a la Linda todavía le faltan jornadas de caza para ponerse a su altura en los canchos, pero haciendo gala de su mayor viento, es la que me los lleva dados enlapados hasta la fecha.

Coloco a mi padre en la salida, tengo la esperanza de que lo tire él, pues todavía no ha pegado ni un tiro desde que empezó la temporada. Cuando le tengo bien colocado, me meto a través del zarzal hasta llegar a la grieta donde lo estaban dando los perros, le meto un palo y me sale por el mismo agujero en que estoy yo, da la vuelta al zarzal y enfila para arriba hacia el vival por el pequeño llano, un tiro de mi padre y seco en el acto, lo cobra la Linda pero a pocos metros se lo quita la Luna, es la jefa y es el precio que tiene que pagar, espero que no me la estropee.

Dos conejos vistos y uno en el zurrón, no va mal la mañana. Del resto de cazadores ni rastro, ni tiros, pero mientras echamos un cigarro para festejar el conejo, vemos al pastor que está en jarras a unos veinte metros de nosotros mirándonos.

--Buenos días, ¿quiere un cigarro?

--Gracias, no fumo. Espero que éste año no me den un disgusto las perras.

--Tranquilo, ya no son cachorras y están bastante dominadas.

Y se fue de allí, aunque creo que no las tenía todas consigo.

El siguiente paso era un gran zarzal que cubre una vieja calleja de piedras, es bastante largo y con un ancho de unos cuatro metros. El año pasado, mis perras sacaron un conejo de aquí que corrió por el llano por donde debería estar mi padre, espero que éste año no ocurra así pues mi padre me está cazando muy bien, se ve que se ha dado cuenta que sin perros no tiene nada que hacer.

Los perros no hacen mucho por entrar, pero lo acaban haciendo y una vez recorrido todo el zarzal se salen, mala señal, seguro que los cazadores que hay por la zona ya han estado aquí, pues es muy querencioso y grande.

El siguiente paso son unos llanos, siguiendo por la linde, con algunos canchos y escobas, pero muy limpios. Por suerte hay agua en las lanchas, y aprovechan las perras para refrescarse un poco, pues el calor es agobiante.

Acabo subiéndome a un lanchón con una encina grande, y mientras las perras daban yn zarzalillo al pie de la lancha en la que estaba, veo por el rabillo del ojo algo que corre hacia delante, pero la encina no me deja ver bien. Pensando que sería la Linda que ha cogido un rastro fresco y va recta con él me asomo y veo una liebre que ha salido justo de debajo de donde yo estaba, está algo lejos pero como mi padre no la ha visto, la lanzo un trallazo para que la vea, pues está algo por debajo de mi y la puede tirar bien, pero cuando la quiere ver ya está muy lejos.

Seguimos unos metros mas adelante, un cuando estoy a la altura de donde estaba la liebre cuando la tiré, con los perros en unos restos de paredes al lado mío, veo que otra liebre sale del llano que habíamos dejado atrás, le suelto el trallazo y me parece que la toco, esa corre hacia atrás y mi padre, que tampoco la vio en su momento, tampoco la puede tirar, y eso que había salido unos metros por debajo de él.

Para una vez que mi padre me va haciendo caso y sigue a los perros, van y salen dos liebres, sin ser sacadas por los perros, que si hubiera ido como siempre va, pisando bien el terreno y dando patadas a los carrascos y escobas, seguro que las saca él, pues las dos salieron cerca de donde estaba.

Llevamos vistos dos conejos y dos liebres, desde luego no se está dando mal la mañana, y eso a pesar de que hay más cazadores por la zona y seguro que éste terreno ya está dado. Tan sólo se oyen los tiros nuestros en toda la mañana, del resto ni un tiro.

Pensamos en dar la vuelta hacia atrás por el centro, pues hemos venido por la linde y el centro no lo hemos tocado, escobas y canchos pequeños en la loma de un gran cerro central, enfilamos en esa dirección y al llegar a una zona más sucia, cuando me estoy subiendo a una pequeña lancha, las perras me sacan un conejo del otro escalor de la lancha, va corriendo ladera arriba con las perras pegadas a su culo, le largo el trallazo pero se lo adelanto demasiado. Sube en dirección a mi padre, que iba a media costana, y le entra muy bien en el primer tiro, que lo fallta, las perras siguen con él y consiguen cortarle la huida haciéndole que de una vuelta a un cancho y volviendo a pasar cerca de mi padre, que lo vuelve a fallar

A los tiros aparecen por allí unos pocos perrillos, tipo portugueses enanos y unos teckel, y bastante más abajo se oyen dos tiros, no puede ser al conejo pues ha corrido para arriba, y tampoco son los que vienen con los perrillos pues casi los tengo ya a mi lado.

Tras un ratillo de charla, nos vamos todos para los coches, nosotros a comernos el taco y darle luego una manita a unos zarzalones que siempre nos han dado conejos, pero que ahora tienen vivales dentro y son difíciles de cazar. Los otros cazadores también van hacia el coche, pero según comentan, hartos de dar patadas y no haber visto nada en toda la mañana. Nos cuentan por dónde han ido y… ¡¡por el mismo sitio que nosotros!!

Al escucharlos se me va poniendo cara de felicidad y una sonrisa en la boca, han pasado por los mismos sitios antes que nosotros, han dado los mismos zarzales y los mismos canchos, y ellos no han visto ni sacado nada, con la de perros que llevan, y nosotros hemos sacado tres conejos y dos liebres, ¿no es para estar contento con mis perras?

Tan solo han tirado una liebre justo después de tirar nosotros el último conejo, y seguramente era una de las dos que hemos sacado nosotros, que estaría levantada. Iban cuatro y con 7-8 perros entre teckel y podenquillos enanos de pelo duro. Y a nosotros nos ha bastado y sobrado con dos podencas, pues la tercera cada vez hace menos, a no ser que esté ella sola.

Llegamos con ellos a los coches, y nos podemos a comer un breve taco, al rato nos encaminamos al zarzal que queríamos dar y nos despedimos de ellos al pasar a su lado, se extrañan de que sigamos cazando, ellos ya se van aburridos.

El zarzal que queremos dar es la parte baja de un olivar, es una larga pared de piedra con vival en una de las equinas, que además tiene una charca al lado, otros años se nos ha dado bien, pero era porque el vival estaba en otra cerca, pero ahora han hecho vival en la misma zarza y es complicado sacarlos, hay que empezar a darle precisamente por ahí e ir cortándo el paso a los posibles conejos que estén fuera del vival para obligarles a salir al claro en dirección al vival.

Estuvimos un buen rato pero no sacamos nada, nos cruzamos con gente que iba cazando hacia el pueblo y nos dijeron que ya habían estado allí hacía un rato, seguimos dando el zarzal pero nada de nada. Vi un montón de nidos en el zarzal y en los olivos de los alrededores, como si una colonia de algo hubiera anidado allí hacía tiempo, pero no sabría decir de qué pájaro eran.

Cuando ya estábamos a punto de irnos, dando un zarzal cortado, la Linda empieza a darme conejo dentro, espero un poco y enseguida escucho el chillido del conejo cuando lo muerden, me lo ha cogido delante de mí. Al salir de la zarza se lo quita la Luna y me lo entrega, es un gazapo, es una pena pero nadie sabe qué es lo que puede estar dentro de la zarza, lo cojo y lo meto en el chaleco de mi padre, tiene algo de presa y se puede aprovechar.

Decidimos tirar para el coche, y al llegar a él y empezar a quitarnos “aperos”, mi padre saca el gazapo del chaleco y sorpresa… ¡¡está vivo!! Casi se le escapa, lo echo al maletero del coche pensando en que me va a venir muy bien para los cachorros, pero murió esa misma tarde, no parecía muy tocado, pero el animalito no aguantó.

El vídeo lo he subido por dos sitios diferentes, ya he que visto por ahí que muchos compañeros no pueden verlo en Vimeo:

En Vimeo: http://www.vimeo.com/7098829

En Megavideo: http://www.megavideo.com/?v=UUIUMK00 Aquí ya sabéis que hay que darle al play cuando esté en verde.

Espero que os guste. Un saludo
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Mensaje por haze Lun 19 Oct 2009 - 15:59

Buen relato como siempre y buen video
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Mensaje por MAM Lun 19 Oct 2009 - 20:08

Joe macho y a mi me queda todavia esta semana y ya me estais poniendo los dientes largos Mad
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Mensaje por JF Mar 20 Oct 2009 - 0:01

baltar menos mal que eran mas cortos

con ti con eso buen relato
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Mensaje por Baltar00 Mar 20 Oct 2009 - 11:17

Eso quería, hacerlo más corto, hacer una versión para mi diario particular y otra para los foros, pero luego me pongo y no paro Very Happy Very Happy Very Happy

Tengo que colgar el del sábado pasado, y ese te aseguro que será corto-corto, no vimos nada Very Happy Very Happy

El domingo no pude salir y éste jueves tengo que trabajar, así que tienes tiempo para leer despacio los que llevo puestos Very Happy Very Happy

Un saludo
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Mensaje por Baltar00 Miér 21 Oct 2009 - 11:21

SÁBADO 17-X-2009 LA PONDEROSA

Demasiado bien iban saliendo las jornadas de caza, estaba claro que algún día me iba a dar de bruces con la cruda realidad, y eso es lo que pasó el jueves pasado: cinco cazadores y tan sólo una liebre vista en toda la mañana, desesperante.

Para la ocasión quedamos toda la cuadrilla al completo menos Juan, que por motivos laborales no podría venir. De perros yo me llevé hasta el braco, vamos que estaban las tres podencas, el braco y la braca de mi amigo Pepe.

Las podencas se portaron en su línea, fenomenal, hasta la Meiga trabajó. El braco estaba claramente fuera de su terreno y hacía demasiado ruido, llegando incluso a entorpecer el trabajo de las podencas, pues al ser un perro tan fuerte, con el calor jadea mucho y encima, como es un tanque, se mete en los carrascos y manchas de tal manera, que cuando las perras lo sienten de improviso siempre levantan la cabeza, no lo volveré a llevar a zonas de canchos y leña dura, para él dejaré los riberos limpios y los llanos cuando llegue la ocasión, pero como sabía que al día siguiente, domingo y el jueves de la semana entrante, no iba a cazar, pues me dio pena y lo eché al remolque.

La anécdota del día estuvo al principio. Quedamos tarde, pues sabíamos que la finca a cazar estaba candada y el pastor llegaba sobre las nueve y media, pero al llegar el candado estaba echado, y aunque estuvimos un rato esperando en la puerta, al final decidimos saltar, no lo hicimos antes por la “juventud” de tres de nosotros, pero al final demostraron que estaban en buena forma (se puede ver en el vídeo), y una vez saltada la verja y cuando estábamos ya a unos diez metros de ella, llegaron el pastor y el dueño de la finca, por lo menos pude meter el coche dentro, pues lo tenía al lado de la carretera.

La cacería tuvo poco que contar, el terreno es muy bonito, dehesa canchalera, con los compañeros subidos a los canchos y esperando a los perros. La única pieza de caza la levantó Pepe sin querer cuando atravesábamos un pequeño claro. Le salió por detrás y no la vio, corrió paralela a la mano por detrás de ella, yo la vi de casualidad y se la canté al compañero de al lado que la falló. Eso es todo lo que se vio en la mañana.

Sí que me llevé la idea de que ahí hay caza, vi algunos cagaluteros y un par de vivales jotreados, pero al estar el terreno tan seco se nos siente desde lejos y creo que la caza estaba encerrada, pues las perras tuvieron sus calientes. A éste cuartel le daré un par de repasos más ésta temporada, pero será más adelante, cuando el campo esté mojado.

Lo mejor del día fue el taco a la sombra de una encina y un terreno precioso, pero no tuvo más historia.

El vídeo es corto, espero que os guste el terreno.

Por Vimeo: http://www.vimeo.com/7173877

Por Megavideo: http://www.megavideo.com/?v=U4ZU0NAT

Un saludo
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Mensaje por haze Miér 21 Oct 2009 - 12:58

Muy bonito el terreno,por cierto,se nota que no lo pasastes bien,porque cuando lo pasas bien nos haces un relato largo jejeXD mas suerte para la proxima vez
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Mensaje por Baltar00 Miér 21 Oct 2009 - 16:04

Ha sido para que Diabolo no se canse Very Happy Very Happy Very Happy

La verdad es que estuvo bien al principio y al final, pero con tan poca caza, pues no hay mucho que contar.

Un saludo
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Mensaje por Baltar00 Sáb 24 Oct 2009 - 23:30

Hoy hemos vuelto a la misma finca que nos desilusionó el sábado pasado, algunos nos quedamos con ganas de dar una vuelta después del taco y poder dar una mano a la parte de la finca llamada "La Abierta", que como su nombre indica, está abierta de todo y de allí se han escapado hasta los pájaros.

Para la ocasión hemos ido los mismos del sábado pasado menos Pepe y su braca y se nos ha sumado Juan con sus podenquillos, y como últimamente le ha dado por tener cachorros, le pasa como a muchos, se ha cargado de perros.

Se presentó con Coto, podenco andaluz muy bonito de 10 meses, que se portó como se tiene que portar un macho de esa edad, osea nada salvo algunos apuntes, también una podenquilla de 7 meses que nos asombró a todos, parece mentira cómo pica y trabaja esa perra para la edad que tiene, parece una adulta. Ésta perra es hija de sus perros pero la regaló con un mes, y el dueño actual se la ha devuelto para que la campee y la enseñe, pues él no tiene tiempo. El caso es que ya está pensando en decirle que se le ha muerto y quedarse con ella, y para más inri me la quiso dar cuando nació y yo no la quise. Y por último también se llevó a la Furti, cruce de teckelxpodenco.

Yo me llevé a las tres podencas, al braco lo he dejado en casa pues en ese terreno desconcierta y no ayuda nada. Han estado muy bien, asombra ver cómo no se cansan de buscar y buscar a pesar de la falta de rastros y piezas. La Luna sigue siendo una auténtica máquina, le da igual cancho, que zarza, que llano, es lo mismo. La Linda me sigue gustando cada día más, le queda mucho por aprender pero va camino de figura. Y hoy me ha gustado hasta la Meiga, ha trabajado bien y a la altura de sus compañeras, no se me ha parado en ningún momento.

Para empezar tuvimos suerte, al llegar a la cancela ésta estaba con el candado abierto, hoy no habría que saltar como la última vez, mientras preparábamos los aperos apareció por allí el vaquero, y tras la charla habitual me dijo incluso dónde podría tirar una liebre con seguridad, pero al ser al otro lado de la carretera mejor la dejo para otro día.

Empezamos a dar los primeros canchales que ya dimos el sábado anterior, se subieron a ellos mi padre y Paco, pues mi tío Pedro se marchó a buscar la salida del cochino, por si andaba por allí, y con esa golosina se marchó también mi cachorro humano con él, pues hoy estaba liberado de grabar... ¡¡Nos habíamos venido sin pilas!!

Juan y yo les dimos la vuelta por detrás y metimos los perros en su perpendicular por la parte de abajo, yo al pie de los canchos que quedaban a mi izquierda y Juan a mi derecha con los cachorros en las pequeñas puntas de carrascos.

Hoy el día estaba espectacular de bonito, el agua caída ha dado una humedad que hacía que el rocío brillara de forma escandalosa en el verde que va saliendo cuando le empieza a dar el sol del amanecer... y yo sin gorra y tapándome con las pocas sombras que había.

Así estaba cuando las perras empiezan a picar en caliente y enseguida me arranca el conejo a un metro de mí, me coge tapándome del sol con la poca sombra de unas encinas jóvenes un poco más altas que yo, le dejo salir a lo limpio y... ¡¡lo fallo!!

Por lo que se vé sigo en mi línea, no hay manera de darle a un conejo en lo limpio, ésta vez, gracias al rocío, he podido ver los tiros y los dos han ido bien por delante del conejo, corre paralelo a los canchos y lo tira, también a "cascaporro" y desde lo alto, mi tío Paco y poco después se oyen otros dos tiros, ésta vez de mi padre, se fue a criar.

Ya tenemos cachondeo mañanero y, aunque resulte raro, también tenemos tema para porfiar entre Juan y yo, con lo que nos gusta picarnos.

Yo estoy seguro de lo que ví: un conejo, mi tío Paco, que lo tiró a placer, también vió un conejo, pero Juan dice que eso era una liebre ¿¿?? Y para colmo, cuando llega mi padre, que estaba más allá de Paco, también dice que era una liebre ¿¿?? y que la ha tirado larga ¿¿?? Lo dicho, tema para porfiar.

El resto de la mañana no tuvo nada que añadir al relato, acabamos dando la pequeña zona de dehesa y salimos a "La Abierta", que es la parte del cuartel que está limpio de árboles, tan sólo algunos canchales en las lindes laterales, y zarzales al fondo de todo y algunos pequeños en un corral que hay al empezar. Yo tenía esperanzas en esa zona pues otros años he tirado conejos y liebres, no hace mucho, pero ésta vez ni huellas.

En el par de horas que anduvimos por allí, tan sólo destacar dos pequeñas anécdtas. La primera con mi tío Paco, muy zorzalero, deseando pegar un tiro como fuese y con fama de hablar mucho durante la caza, cosa que siempre le han recriminado mi padre y mis otros tíos desde que empezaron a cazar juntos hace muchos años, por lo que se ve no cambia:

--Enrique, ¿se pueden tirar los rabúos?

--No Paco, no.

Al poco rato:

--Enrique, ¿y las cogutas? ¿Se pueden tirar las cogutas?

--No Paco, eso tampoco.

Un poco más tarde:

--Enrique, ¿y las mirlas?

A lo que salta ya mi tío Pedro, algo cansado ya de tanto parloteo:

--Paco tú primero tira y luego pregunta... ¡¡Pero calla de una put... vez!!

Y no volvió a piar más.

La otra pequeña anécdota fue que Juan se metió en el coto de al lado, y al juntarnos todos en la cancilla de salida de "La Abierta" para volver al coche por el lado de la dehesa que habíamos dejado para la vuelta, me dió por preguntarle, mientras echábamos un cigarrillo.

--Juan, me imagino que te has dado cuenta que te has metido en el otro coto... ¿No te habrás perdido otra vez? --recordándole el follón del primer día de caza--

--¡¡Ya estamos otra vez!! Lo que pasa es que he visto una liebre "gambeando" en el otro coto y me he ido a por ella.

--¿Una liebre?... ¿No será un conejo? Mira a ver si era el de ésta mañana, que llevas un día...

Y ese cachondeo duró el ratillo del cigarro, desde ahí nos abrimos para volver al coche, pero mi padre, que se había llevado la del 20, ya estaba cansado de llevarla en las manos y se la pasó a mi hijo por si salía algo tirable, que se desfogara mientras él iba detrás controlándole.

Ya casi llegando al coche, cerca de la casa de la finca, se oyen dos tiros y revuelan unas turcas que están a punto de entrarnos a Juan y a mí, las ha tirado el chaval, ya veré cuando llegue al coche.

Y lo que me esperaba al llegar al coche, era más cachondeo, el único que había cazado algo hoy ha sido mi cachorro humano, se ha hecho un doblete de turcas, por lo visto, muy bien tiradas, con la escopetilla de mi padre, que es más corta que la del 20 que tengo yo y al chaval le queda bien. Está claro que apunta buenas maneras, aunque una no la pudo cobrar pues cayó en el cercón de los cochinos de la finca y no hubo manera.

Del resto poco más que contar, el taco en el mismo sitio que el sábado pasado, con la diferencia que ésta vez sí había vino (la otra vez se me olvidó llevarlo) y que el cachorro humano tan pronto estaba mordiendo algo como que se iba con la escopetilla en busca de otras turcas que tirar, vaya afición que tiene.

No hay vídeo, lo siento, pero se nos olvidaron las pilas y las que estaban en la cámara no dieron ni para una foto, y es una pena pues el campo estába maravilloso, con ese verdor que va cogiendo en ésta época, peeeeeero ¡¡qué calor!! ¿Quien ha dicho que bajaban las temperaturas?

Un saludo
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Mensaje por haze Lun 26 Oct 2009 - 11:11

Anda que tu y yo estamos buenos,fallando conejos jejej,a y enorabuena al chaval
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Mensaje por Baltar00 Mar 27 Oct 2009 - 0:14

Gracias Haze, algún día le daremos a algo D : Very Happy Very Happy . Aquí os pongo otro relato:

Después de unos días con fiebre y la pequeña paliza de ayer sábado, hoy me dolía todo el cuerpo, pero tenía ganas de salir con las perras. Entre que unos no podían y otros, que dos días seguidos de caza eran muchos, tan sólo fuimos Pepe y yo junto con el cachorro humano. Podría haberme ido a la sociedad de Cáceres, pero la finca que me tocaba no era buena y de la partida de mi primo, la mayoría no iba tampoco.

Viendo esas expectativas, nos fuimos Pepe con su braca y yo con mis tres podencas, a uno de los pueblos de los que somos socios, en éste pueblo sólo estamos de socios Pepe, mi padre y yo, y mi padre dijo que no salía. Es el único donde hay caza, pues el presidente se lo curra, pero la caza suele estar en los alrededores del pueblo, y el acotado es muy grande, casi todo el término municipal, y hay muchas zonas donde cazar.

Decidimos irnos a Los Millares, es la zona más alejada del pueblo, pero otras veces hemos ido y hemos sacado caza, es buen sitio para las liebres en los pelaos y algún conejillo se puede haber criado allí, pues echamos algunos el año pasado, había que tentarlo a ver qué nos aguardaba allí.

La zona a cazar es algo atípica, lo que cazamos tiene unas particularidades que no se si sabré explicar, está delimitada por dos caminos que corren paralelos, uno es un camino de fincas y el otro es el que lleva al pantano de abastecimiento, están separados por, aproximadamente 1 kilómetro y el espacio entre los dos caminos está formado por parcelas antiguas, muy alargadas (1 km) y unos 300 metros de ancho, todo delimitado por paredes antiguas de piedra, vienen a formar una rejilla si lo viéramos desde el aire. Si se empieza a cazar desde el camino del pantano primero nos encontramos un pequeño llano con pequeña pendiente de subida, muy limpio que poco a poco se va ensuciando hasta llegar a un escalón vertical de canchos muy sucios y al llegar arriba del escalón seguimos subiendo en pendiente (menos pronunciada) con mucha vegetación (escobas, canchos, encinas, etc.) y termina en una pequeña meseta llana que se va limpiando de vegetación conforme te acercas al otro camino.

La forma que usamos para cazar allí es empezar subiendo una parcela, cuando llegas al final de ella saltas, no a la de al lado, sino a la siguiente y la cazas hacia abajo, cuando llegas abajo saltas otra vez no a la de al lado, si no a la siguiente y cazas hacia arriba. De ésta forma, cuando quieres dar la vuelta te vienes bajando y subiendo por las parcelas que vas dejando en medio y que no están cazadas.

Me gusta cazar en estas parcelas de paredes de piedra pues era una de las zonas de caza favoritas de mi bisabuelo y mi abuelo, tenía mucho conejo, antaño muchos más que en los alrededores del pueblo (según mi padre) y está bastante alejada de él. Ahora no hay casi conejos y te puedes encontrar con facilidad alguna liebre y muy posible un encontronazo con los cochinos.

La hora de quedada con éste hombre siempre es tarde, le pensan los huev… y más hoy, con el cambio horario, vamos que había muchas posibilidades de salir a cazar bien tarde. El caso es que quedamos a las 8 de la mañana (antiguas nueve) y, como es costumbre en él, no puede pasar sin parar a tomar un cafelillo, menos mal que el coto está muy cerca y se tarda poco en llegar. Tras una breve parada en el pueblo anterior para el café, acabamos llegando al cacerío, dejamos el coche al pié de la pared del embalse y saltamos la cancilla para empezar a dar las parcelas antes descritas.

Poco que contar sobre las ocasiones de llevarnos la escopeta a la cara, pues no hubo ninguna. Algunos calentones de mis perras, un bando de torcaces que no entraron más un par o tres de ellas sueltas, que tampoco entraron a tiro. Lo que sí vimos, durante toda la mañana, fueron rastros fresquísimos de cochinos, estaba todo levantado por todas partes, algunas zonas parecían aradas, y todas eran de la noche anterior, mala señal, seguro que las liebres han estado levantadas toda la noche.

Los cercados los cazamos muy bien, con Pepe algo adelantado con su braca por una de las lindes de piedra y parándose a zorrearme, y yo con mis podencas por la otra linde y por el centro, mejor no podíamos cazar allí, pues lo que yo sacara lo tiraría Pepe con seguridad, pero no sacamos nada, ni siquiera vimos camas de liebres, y estoy seguro que es por culpa de los jabalíes.

Dimos tres cercados y, viendo el panorama, acabamos bajando al coche, en un principio para comernos un taco y luego una segunda vuelta a los zarzalones de por bajo de la presa, son enormes, pero acabamos por seguir pensando en que, en el estado de cansancio que llevábamos (yo pagando la gripe de la semana me dolían todos los músculos) seguro que si comíamos algo no volveríamos a cazar.

En los zarzalones más de lo mismo, aquello es muy fuerte y lo único que conseguí fue meterme en sitios de donde no sabía salir, acabé lleno de arañazos. De los conejos que se habían soltado por allí para que criaran… Ni rastro. Las zarzas no tenían bocas y seguramente lo que podríamos sacar de allí sería algún cochino y es posible que ni lo viéramos.

Viendo el panorama, vuelta al coche a comernos un taco (que nos sentó de vicio) y para casa, sentí un alivio físico enorme al sentarme en el coche.

Salí algo preocupado pues las perras no me zarzalearon como es habitual en ellas, en los canchos sin problemas y en el llano y en los escobares tampoco, y la Linda parece que ha dado un paso atrás en el tema de la zarza, esperemos que sólo sea ese día, pero tengo que sacarla más veces a ella sola, para que siga cogiendo confianza. Para ella es como si fuera su primera temporada en serio, la pasada se la estropeó la hermana y la anterior sólo tenía seis meses, y como ya he dicho, le faltan muchas experiencias y piezas que morder.

Nada más que añadir salvo que hizo un calor húmedo que me tuvo empapado toda la mañana. Al llegar a las perreras, las limpié, saqué un poco los cachorros, y a casa, a ducharse y a trabajar esa tarde desde las 16:30 hasta la 1:00 de la noche.

Vídeo en Vimeo: http://www.vimeo.com/7283160

Vídeo en Megavideo: http://www.megavideo.com/?v=JIAA9L00

Un saludo
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Mensaje por JF Mar 27 Oct 2009 - 9:43

buenos relatos
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Mensaje por haze Mar 27 Oct 2009 - 10:19

Lo mismo digo,y a ver si hay mas suerte la proxima vez
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Mensaje por Baltar00 Vie 30 Oct 2009 - 17:00

25-X-2009 POZO DE LA NECESIDAD

Una salidita de jueves con mi padre, el cuartel elegido, dentro de la sociedad de unos de los pueblos, es un sitio al que no solemos acudir mucho, si acaso una vez por temporada. El nombre es un poco inquietante, debe hacer referencia a que, a ese pozo, sólo se iba a por agua los años de sequía, pues otra referencia no me cuadra. De todas formas éste pueblo es la leche a la hora de poner nombres, desde luego no tienen problemas con calles del antiguo régimen, todas tienen nombres curiosos, recuerdo la “calle innominada” o la “calle oscura”, desde luego no se rompen la cabeza.

Me gusta ir de caza a ésta localidad, a mi padre le trae muchísimos recuerdos que los va contando conforme se da la ocasión, ha disfrutado de pequeño con sus primos e incluso su bisabuelo (mi tatarabuelo) fue alcalde, debió ser en la época de la I República o en la Dictadura de Primo de Rivera. Hoy concretamente se ha puesto muy contento por haber subido a “Peña Parda”, es una mole granítica enorme, a la que sólo se sube por un lado, y donde su padre (mi abuelo) iba de pequeño a pasar el día junto a sus hermanas, me gusta ver que disfruta.

Como ya he dicho, hemos ido los dos y tan sólo me he llevado a las dos perras, la Luna y la Linda, han estado de fábula, ¡cómo trabajan el cancho! La pena han sido los zarzales, están secos y, la semana pasada, por aquí debió caer mucho agua y con fuerza, pues se ven las huellas en el terreno y han arrastrado mucha leña que se ha quedado en los zarzales, tapando las entradas y haciendo que sean impenetrables.

Lo primero que dimos fueron unos grandes zarzalones al lado del coche, echamos casi tres cuartos de hora en ellos, y tiene su por qué. Mientras mi padre estaba colocado en lo alto de un cancho que tenía un zarzal debajo, justo delante de él había un gran zarzal y en línea había otro cancho con zarzal; un poco más allá unas paredes viejas también con zarzales y las perras se pusieron bien calientes en ese terreno.

Como digo mi padre estaba subido en el primer canchal y yo en lo alto de la padre, entre zarzas, mientras las perras ponían aquello patas arriba con un buen caliente. Así estábamos situados cuando mi padre pega un tiro. Me voy al cancho con zarzal que tenía más abajo y me comenta que le ha entrado un conejo por su izquierda, de “zorreo” y que lo ha tirado mal por miedo a partirlo, se ha metido justo debajo de él, en el zarzal que tiene alrededor de su cancho. El conejo ha salido del zarzal que tiene delante justo cuando mi perra Luna entraba en él por el otro lado, se ve que ha sentido a la perra y ha salido de “zorreo.

Le indico que se ponga donde yo estoy y yo me paso a su sitio, para que las perras se metan en el zarzal. Lo hacemos y las perras me sacan el conejo que sale lanzado en dirección al zarzal que tenía delante, le tiro con miedo a partirlo justo en la boca de entrada, pero tarde y… No volvimos a saber nada más de él.

Las perras se atravesaron el zarzal un montón de veces, pero del conejo nunca más se supo, o se corrió y no lo vimos o se aplastó en la lecha arrastrada por la lluvia en algún sitio donde las perras no daban con él, o simplemente tiene vival dentro del zarzal, que también es muy posible. Acabamos por llevarnos de allí las perras y comenzar a cazar en dirección al río Salor, una zona de canchos y dehesa con bastante huellas de conejos.

Las perras cazaron los manchones de cancho de una forma increíble, para aquél que le guste el cancho, le gustará ver a las perras cazarlo, de una forma pausada, metiendo el hocico en todos los resquicios de las peñas y marcando algunos calientes.

Llegamos a una zona muy querida por mi padre, Peña Parda, donde ya he contado que le trae muy buenos recuerdos, parece increíble cómo las perras andan por paredes de piedra casi verticales, se puede ver en el vídeo, como si tuvieran ventosas en las patas. Está lindando con una zona de mucha zarza por debajo de una gran charca con presa de piedra, las zarzas son enormes y es una pena que entre dos cazadores y dos perros, no podamos meternos allí, pues haríamos el tonto, es una grandísima zarza y somos pocos, nos tenemos que conformar con dar las zarzas que están algo separadas de la gran masa, y esa zona ya ha sido repasada por algunos cazadores que hemos visto por allí.

De esas zarzas han tenido que salir conejos, pues por varias veces las perras cogían rastro y acababan dando con el hocico en un vival terreno que hay en la linde de las zarzas, y tenía que haber sido hacía poco, pues cada vez que llegaban al vival se tiraban un rato allí y me costaba sacarlas.

Nos fuimos yendo en dirección al río, y conforme nos acercábamos a él el terrenos se iba limpiando de manchas de canchos y se hacía muy limpio, con lo cual íbamos buscando la liebre, todo así hasta llegar al mismo río, donde había algunas zarzas y agua para los perros, pero poca huella de conejos. Lo único que vimos allí fue un galápago enorme, lo podéis comparar con mi 46 de pie y no se si se oye cómo buza, las perras incluso lo ladraron.

La zona es muy bonita, e incluso ha estado habitada desde muy antiguo, por allí está la ermita del Salor, de origen templario y le he hecho una foto a una pasarela del río bastante rústica.

Acabamos por volvernos a la parte de los manchones de canchos, y me dio por meter las perras en una canchalera completamente aislada en esos llanos, parecía una isla en un mar. La canchalera estaba rota, deben de haber sacado piedras para obras de ellas hace años y tiene bordes afilados junto con un buen zarzal que la ha cubierto por bajo. Lo dí porque caía en medio del llano antes de llegar a la zona más tupida y allí metí las perras.

Enseguida empezaron un caliente que pensé que podría ser una liebre, pues ya digo que estaba alejada de la parte fuerte, pero tanto picaban las perras dentro de ella que acabé subiéndome a un alto y enseguida chilló la Linda, me puse en guardia y arrancó un conejo por la linde de las piedras, lo dejé correr por no tirarlo cerca y cuando subió un poco le largué el trallazo de culo y dejándolo en el sitio, ¡por fin un miliki!

Enseguida llegaron a él las perras y me sorprendieron, normalmente cobran las dos, pero cuando cazan juntas la que cobra es la vieja, es la jefa, pero en ésta ocasión me lo trajeron las dos a la vez y sin peleas, y encima… ¡¡vivo!! Me las comia, me lo habían dado las dos y me lo habían cobrado las dos… ¿no es para comérselas?

Al tiro llegó mi padre que andaba buscando la liebre en el llano:

--Hombre eso merece un descanso y un cigarro.

Y no le faltaba razón, pues estaba completamente mojado de sudor, qué calor, sobre los 30 grados según el termómetro exterior del coche y estábamos allí, a pleno sol y con la paliza de llevar un buen rato dale que te pego.

Nos sentamos allí mismo, a la sombra de la única encina que tenía esa “isla” y nada más encender el cigarro las perras empiezan a latir dando otro conejo en el mismo sitio que el anterior, tiramos el cigarro enseguida y nos colocamos cubriendo el terreno, pero aquél conejo no era como el otro, ese tenía bien cogido el sitio y no había manera de meterle mano. Me impresionó el vicio de Luna, que a base de muerdos y arrancar ramas de la zarza, consiguió abrir hueco por el otro lado del encerradero, mientras Linda escarbaba en la otra boca, pero allí no había manera de sacar al orejudo, en ese momento eché de menos no llevar un teckel, pues seguro que con un perrillo de ese tamaño hubiéramos sacado ese conejo, aunque el resto del día no hubiera valido para nada. Después de un rato dando vueltas a para ver cómo meterle mano, acabamos por sacar las perras de allí y seguir la dirección de los canchos.

Seguimos pasando entre canchos y calentones de las perras, nos dieron alguno más encerrado o en vivales y viendo huellas por todas partes conforme nos acercábamos más al pueblo, ese coto tiene conejos, pero entre la cantidad de gente cazando, el exceso de ganado que tiene el piso como “cementado” y el calor que hace, se pone muy difícil ponerlos a tiro, a pesar del espectacular trabajo de mis perras, que vuelvo a repetir que se lo curraron a base de bien. Lo único que eché de menos, aparte de lo comentado del teckel, es tener más cantidad de perros para poder dar esos inmensos zarzales y más escopetas para cubrirlos.

Al llegar al coche, reventados del calor, echamos un taco y, de camino a casa, mi padre me hizo entrar en el cementerio para aprovechar que se acerca el Día de Todos los Santos y quería limpiar las lápidas de nuestros antepasados allí enterrados.

Al final del vídeo se puede ver un buen truco para dar de beber a los perros y la Linda ha vuelto a funcionar muy bien, aunque en éstos zarzales era difícil meterse, no llega a la altura de la Luna, pues le falta mucho, pero va mejorando.

El sábado a Navalmoral, y el domingo un buen cuartel en la sociedad de mi ciudad, seguiremos contándolo…

Espero que os guste el vídeo, es corto y se ven buenas escenas, sobre todo cómo la perra muerde con ganas el zarzal y cómo se ha de cazar, por parte de los perros, en el cancho.

Por Vimeo: http://www.vimeo.com/7345142

Por Megavideo: http://www.megavideo.com/?v=R1KUCWG0

Un saludo
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Mensaje por haze Vie 30 Oct 2009 - 19:32

Buen video y una vez mas,buen relato y enorabuena por el miliki jeje
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Mensaje por Baltar00 Mar 3 Nov 2009 - 11:56

Ésta reunión teníamos ganas de hacerla, siempre es un placer salir de caza con buenos amigos con los que no sales habitualmente, y en éste caso nos íbamos a reunir varios que nos hemos conocido en los foros de “elpodenquero”.

Durante la semana estuvimos preparando la salida y al final se quedó en un bar a la entrada a Navalmoral, a 120 kilómetros de Cáceres y a las 7:30 de la mañana. El motivo de irnos tan lejos, aparte de cazar con buenos compañeros, estaba en ver un terreno libre por si nos valía para unas “cosillas” que tiene en mente el amigo Antonio, que si cuajan puede ser un buen fin de fiesta cinegético, pero todo eso ya se andará.

Se podría decir que es el sitio más lejano al que he ido de caza menor, no así de caza mayor, pues para esa modalidad sí he ido más lejos (que ahora no lo haría), aunque en cantidad de kilómetros, pudiera ser que cuando he ido a palomas haya hecho más, pero no en línea recta.

Al llevar yo el coche y tener que recoger a los demás compañeros, puse el despertador a las 5:00, para tener tiempo, y la verdad es que fue todo seguido. Recogida de mis perras en la finca junto con mi cachorro humano, eché al remolque a las dos “L”: Linda y Luna, acto seguido recojo a Daniel (Campero en los foros) que se viene sin escopeta, decisión suya pues quería tener imágenes y vídeos en su archivo, lo recojo a las 5:55 h. y cinco minutos más tarde llego a la casa de Antonio (Colorín en los foros), hago las presentaciones pues no se conocían, y echamos en el remolque a los tres podencos de Antonio: Brenda, Alba y Colores y nos ponemos en camino hacia Navalmoral de la Mata, pueblo de la familia de mi mujer, pero ésta vez no voy de visita, voy de caza.

El trayecto es cómodo, es autovía, pero como voy con el remolque no puedo pasar de 90-100 y siempre acordándome del reventón que tuve en el remolque cuando fui a Vilches. Y lo hicimos sin darnos cuenta, pues estaba claro que tres cazadores y un aprendiz no dejarían de hablar durante todo el trayecto, aunque no recuerdo que habláramos de fútbol ¿o sí?

Con la cosa de no llegar tarde, ni siquiera habíamos tomado un café, menos mal que todos veníamos desayunados desde casa. La llegada al “Gallo”, lugar de reunión, fue cinco minutos antes de la hora prevista, tan sólo en ese momento me relajé, pues no me gusta llegar tarde a ningún sitio, y mientras estirábamos las piernas llegaron los dos compañeros moralos, Jorge (Trotamontes en los foros) y Julio. Ellos traían dos podenquillos de talla chica, una portuguesa de talla media que trajo de cabeza al Colores y el teckel Otto, ya conocido por nosotros gracias a la prueba de cachorros de Mirabel y que ahora disfruta Julio. Por perros no iba a ser, eso seguro, pues todos tenían una muy buena pinta y ya estaban cazados, deberíamos poner el terreno patas arriba.

Lo primero fue irnos a tomar un cafetito (carajillo en mi caso), echar unas palabras y encaminarnos al lugar elegido. Al final no fue el mismo que se pensaba en un principio, pues íbamos a ir a una finca grande pero limpia de vegetación y Trotamontes tenía ganas de dar éste libre, pues siempre le dio buen resultado, y viendo el tipo y la cantidad de perros de traíamos, decidimos mejor echar una vuelta a ese sitio, más fuerte y sucio, donde los podencos iban a trabajar mejor.

La finca, para que me entendáis, era un callejón, el plan era dar por un lateral hasta llegar al río Tajo y vuelta por el otro lateral hasta los coches, comer un taco y dar otro cacho que nos quedaba, algo más corto que el anterior, al otro lado de los coches.

Nos abrimos en ala con Julio a mi derecha y adelantado, con el teckel, a continuación yo con las dos podencas, a mi izquierda Jorge con otros tres podencos y a su lado Antonio con otros tres perros. El terreno era de dehesa sucia con algunos regatos y canchos, que se iba verticalizando y ensuciando conforme nos íbamos acercando al río, buena pinta tenía, la pena es que no sacamos absolutamente nada en esa mano, y mira que se dio bien, despacito y dejando trabajar a los perros, incluso metiéndolos en el coto de al lado si veía que se calentaban algo, pero nada de nada. Tan sólo un bandito de cinco torcaces que no entraron y luego un par de ellas más, pero de pelo nada, con tan solo dos calientes, uno nada más empezar y otro al llegar al río, justo antes de dar la vuelta para atrás, pero no vimos huellas en ese terreno para que hubiera caza, y mira que las perras trabajaron bien.

Tengo que decir que se nota cuando los que cazan en mano son podenqueros. Nunca había cazado con Jorge, pero llevamos la mano a la perfección, despacio, parándonos cada dos por tres, unas veces más juntos, otras más separados dependiendo del terreno, dejando a los perros trabajar, da gusto cazar con gente que sabe. Otros hubieran empezado a andar y vete a saber dónde nos encontraríamos, pero no fue éste el caso. Al final nos reunimos todos cerca del río y nos dimos la vuelta hacia atrás en el mismo orden que traíamos pero por el otro lateral y yo otra vez por la linde.

En la vuelta, más de lo mismo, pero ésta vez Jorge tiró un conejo y sacó otro que no pudo tirar, también sospecho que mi Linda sacó algo, pues tardó mucho en volver cuando se fue al tiro de Trotamontes, y esa perra vuelve enseguida, pero se fue muy lejos y tardo en regresar, eso me indica que algo sacó, pero tan lejos que no pudimos verlo. Ya llegando casi a los coches, en la linde con el coto de al lado y en unos pequeños canchos, las perras tuvieron un buen caliente y casi pensé que me sacaban algo, pero se ve que se habría corrido antes de llegar, pues no salió nada de nada, o a lo mejor era un vival, pero por no meterme en el coto de al lado, no pude comprobarlo.

Al llegar a los coches, primer contratiempo… ¡¡ninguno llevaba pan!! Con lo cual nos limitamos a enjuagarnos la boca con la bota de vino, echar un cigarro (el que fumara) y unos chascarrillos y, a pesar del calor que estábamos pasando, empezamos a dar la mano al terreno que nos quedaba al otro lado de los coches.

Y aquí la cosa, con respecto al terreno, cambiaba un poco, era más abierto y más limpio y había posibilidades de alguna liebre. Enseguida lo que se vieron fue una pelota de “pepas” vistas por Colorín y que, por supuesto no tiramos. Ya había visto yo huellas de ellas en la otra mano, pero aunque eran algo viejas, no me iba a sorprender si las veía, y eso que Jorge me dijo que lo que había por allí eran corzos.

Acabamos llegando al fondo del “callejón” y allí nos reunimos para acordar la vuelta, no habíamos visto nada hasta ese momento, pero la caza es así, tiene éstas cosas. Nada más separarnos y seguir yo por la linde, que en éste caso estaba al fondo de una loma, con los demás compañeros en ala, Trotamontes saca una liebre, según él a “cascaporro” que falla estrepitosamente, corre hacia abajo paralela a la mano y con todos los perros detrás de ella, la tira Antonio fallándola de nuevo y la veo venir como un cohete hacia abajo, algo larga pero de derecha a izquierda, y con todos los perros detrás de ella.

Enseguida pienso que si la apunto fallo, seguro, así que me espero con la guardia baja y hago el movimiento que haría si el tiro fuera a tenazón, automáticamente levantolaescopetamientrasquitoelseguroencaroytiro… Y la liebre cae en muerta en el acto rodando varios metros cuesta abajo, aunque me esté mal decirlo ¡¡un tiro espectacular!!

Y enseguida todos los perros a ella, cualquiera metía mano allí, había riesgo de llevarse un buen muerdo ¡¡anda que no tenían los animales ganas de morder pelo!! Conseguí quitársela a base de apretar manos y ponerme perdido de sangre por todos lados, la empiolé en una encima, aunque me costó lo mío pues era un macho viejo y duro, incluso le quité las tripas, me metí un poco con los compañeros que la habían fallado en mejores condiciones que yo, la guardamos en una bolsa, pues no había quedado bien después de pasar por los perros, le colgamos el morral al cachorro humano y seguimos adelante.

Por lo menos el compañero Daniel tendría material para su archivo, pues se pasó toda la mañana de uno a otro sin que consiguiéramos cazar algo que “retratar”, y eso sí, se hartó de hacer fotos. Hubo otra liebre sacada por los perros, no se muy bien si fueron los de Antonio o los de Jorge, pero no se pudo tirar al salir muy larga. Llegada al coche, más comentarios sobre la jornada y otro enjuague de bota y, como no teníamos pan, decidimos recoger y tomarnos unas cervecitas para refrescarnos después del calor pasado.

Volvimos al bar donde tomamos los cafés mañaneros y tras una charla que se nos hizo corta, nos despedimos de dos buenos amigos moralos con los que quedamos en vernos más veces, pues la jornada se había disfrutado y tenemos que repetirla más adelante.

Viendo la hora que era, y sabiendo que llegaríamos tarde a casa, decidimos comprar pan y agua y parar en alguna zona de recreo de la autovía. El sitio elegido fue una gasolinera que está nada más salir del túnel de Miravete, tenía una buena sombra para aparcar el remolque y unas mesas de piedra donde, enseguida, colocamos todas las viandas y dimos buena cuenta de ellas, con llamada incluida de otro compañero del foro, el amigo Carlos (Cajirón en el foro) al que le hubiera gustado estar con nosotros pero que no pudo venir, por lo menos sale en el vídeo, otro igual que Jesús (Jesuscriadordbretón en los foros), que también quería pero tenía compromisos, tranquilos que cazaremos juntos, eso seguro.

Llegada a Cáceres a las 5:30 de la tarde y a descansar, que al día siguiente tenía lo que, en principio, era un buen cuartel de la sociedad de Cáceres, pero esa es otra historia.

Espero que os guste el vídeo, con buenas charlas al final:

En vimeo: http://www.vimeo.com/7366963

En Megaviedo: http://www.megavideo.com/?v=6CIO1OY2

Un saludo
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Mensaje por haze Mar 3 Nov 2009 - 13:47

Buen relato y buena jornada entre amigos,aunque la percha fue escasa se ve que lo pasasteis muy bien y eso es lo que cuenta
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Mensaje por Baltar00 Jue 5 Nov 2009 - 12:36

01-XI-2009 GOMEZ NUÑO

Un cuartel de la sociedad de Cáceres, en principio y sobre el papel, tendría que ser una buena jornada de caza, pero hay circunstancias que se juntan y estropean todo. En éste caso fueron el calor sofocante y la carga ganadera que tiene la finca, en éste caso ovejas. El terreno está completamente limpio (se puede ver muy bien en el vídeo) y el suelo es tan duro que, como dice mi primo, “las liebres tienen que hacer la cama con martillo taladrador”. Para hacer una comparación fácil, ésta finca linda con la que me tocó el primer día, donde fallé tanta caza, y el terreno a cazar es exactamente el mismo, riveros de regatos, llanos y muchos dientes de perro.

La hora de quedada eran las 7:30 de la mañana en la churrería de siempre, ésta vez venía de invitado Daniel (Campero en el foro) que venía con la cámara de fotos, pues aquí no se puede invitar a nadie con escopeta, y por supuesto mi hijo de cámara. El resto de cazadores de la partida, para mi sorpresa, fueron todos, pues yo esperaba alguna baja, pero se presentaron Carlos con sus perros (un andaluz talla media, dos setter inglés y un conejero pequeño), Fernando, Antonio, Pablo, Daniel (mi primo) y Moncho, todos ellos sin perros, salvo mi primo con una garabita muy loca. Y yo me llevé a las dos “L” (Luna y Linda, que me sacaron de quicio) y al Turco, el braco.

Tras los cafés de rigor mientras nos juntábamos todos, nos encaminamos en dirección al cuartel que nos había tocado, como he dicho, la finca es un calco de la que nos tocó el primer día… ¡¡pero había que verla!! Qué diferencia con la otra, aquí la caza no tiene defensa ninguna y es increíble cómo está todo de pelado. Para llegar a ella, por supuesto y por desgracia, hay que pasar por la “carretera infernal” que ya he comentado en anteriores ocasiones, incluso he puesto fotos y vídeos de ella.

Empezamos separándonos en dos manos, pues somos muchos para una. Yo me voy con mi primo y Moncho, cada uno a un lado, y yo con los perros por medio, con Daniel y mi cachorro humano detrás de mí. Y enseguida empieza el desquiciamiento al que me sometieron las perras, el principio era un llano que tenía un buen pastizal, no habían entrado las ovejas alli, pero duró poco y se puede ver perfectamente en el vídeo, cómo se pasa de un pasto muy querencioso a algo parecido a un desierto.

El caso es que a las dos podencas les dio por alargarse, podría ser debido a la falta de rastros o a las ganas de cazar, o por seguir a la garabita de mi primo, a la que conocen pues están en la misma perrera, no lo se, el caso es que se me alargaban y no hacían mucho caso, me harté de darme la media vuelta y acababan llegando, pero no como en ellas es habitual, de tantas medias vueltas como dí, mi primo y Moncho acabaron por separarse mucho de mí y me quedé solo, allí el único que me hacía caso era el braco.

Acabé hasta las narices, por no decir algo más fuerte, y a pesar de que no lo suelo hacer, cogí una rama de escoba y se llevaron una caricia cada una, eso le vino bien a la Luna, más adulta, que desde ese momento ya estaba pendiente de mis chisteos y mis silbidos, pues no me gusta pegar voces cuando cazo y quiero que mis perros me atiendan. Como digo eso hizo efecto en la adulta, pero todo lo contrario en la joven, Linda, que desde ese momento seguía larga y sin ponerse a mi alcance.

Y entonces me acordé de mi “collar de adiestramiento” y se le acabaron las tonterías, la cogí y, con la cuerda que llevo de persiana, la até a mi cintura durante un rato, a base de tirones y chisteos, un rato después me la solté de la cintura y la dejé ir con la cuerda a rastras y un poco más tarde le quité la cuerda, pues había hecho su efecto y ya no me daba problemas, lo podéis ver en el vídeo. Al pobre Daniel, que venía detrás de mí, lo debí volver loco con tantas vueltas y revueltas.

Con todas esas tonterías ya habíamos llegado a la parte baja, donde se endurece el terreno y proliferan los dientes de perro entre los regatos, y donde el ritmo de caza es más lento, pero durante todo ese tiempo, sin ver caza, ni siquiera un caliente.

Por allí me entretuve bastante, dejando trabajar a los perros y dando huchas y vueltas. Sobre las 10:30 me encuentro con mi primo y Moncho, iban para arriba y no habían visto nada de nada, charlamos un poco con ellos y me dicen que se van en dirección al coche, que hoy es el “Día de Todos los Santos” y hay comida familiar en la finca para asar las castañas, que como ha venido en mi coche, se quiere ir sobre las doce. Le digo que tal y como está la cosa, igual nos vamos antes.

Nos volvimos a quedar solos, seguimos dando huchas y vuelvas y más vueltas. Daba igual que nos subiéramos a los altos, como que bajáramos a los regatos y a los dientes de perro, no había nada por allí, ni calientes de las perras, que en ese momento ya estaban cazando bastante bien.

Harto ya de estar por allí, decido dejar los arroyos y enfilar río arriba por la otra linde del coto, por lo menos por el río hay agua y me sirve para refrescar a los perros, la Luna se pega un buen baño, se la ve que disfruta y la dejo mientras descansamos nosotros, es la que más ha trabajado y se merece el descanso, a ver quién es el guapo que dice que a los podencos no les gusta el agua.

Seguimos río arriba, y seguimos sin ver nada. Nos encontramos a la otra mitad de la cuadrilla, que han bajado por la linde del río, han tenido más suerte, han visto unas perdices a lo lejos, han fallado una liebre y se han colgado dos conejos entre los cuatro. Es la linde que se pega a La Herruza, la finca del primer día, esa sí tiene caza y se nota. Echamos un descanso con ellos y les indico que voy en dirección al coche, que por lo visto en esa zona seguramente me vaya pronto para pasar el día con la familia.

Nos separamos de ellos y seguimos para arriba, en un cerro grande veo a un cazador que, al verme, se me queda de zorreo, pienso que es un listo y me abro bastante para alejarme de él, se ha quedado puesto en un terreno que me gustaría dar con los perros, pero cuando me ve que cojo otra dirección se aleja de allí, lo que me da ocasión de trastear por donde estaba, pero sin resultado.

Ya llegando a la parte más alta, lindando con la carretera, en una casa de campo que tiene algunos arbolillos protegidos con mallas, empezamos a ver rastros de conejos, por allí sí están calientes las perras, y sobre un pequeño regato veo a un conejo moverse lentamente, pienso que tendrá el vival en el regato, las perras llegan al sitio y lo levantan, lo espero un poco regato abajo pero no sale, el conejo les ha zorreado a las perras y se ha quedado aplastado, las perras lo vuelven a dar y en vez de correr por el regato enfila hacia nosotros, estorbándome el tiro por Daniel y el cachorro, que estaban detrás de mí, pero da igual, lo dejo correr y le largo dos trallazos… ¡¡fallándolo estrepitosamente!! Y para colmo de mis males, el chaval lo ha grabado todo.

Lo vemos alejarse hacia la casa con los perros detrás de él, ni lo he rozado. Al alejarse tanto los perros les indico a los dos compañeros que me esperen allí, que me voy a mover un poco llamándolas para que vengan, me alejo unos metros y ellos deciden esperar sentados en unas piedras, y de su culo sale otro conejo como un cohete que enfila por el mismo camino que el anterior, regatea a las perras y se emboca en un majado de piedra al lado de la casa, justo en el mismo sitio donde se metió el otro. ¡¡Esto ya es el colmo!! Toda la mañana pateando y me los encuentro a los dos cerca del coche.

Me da por llamar a mi primo para que no se impaciente, lo supongo en el coche esperándome y me queda como un kilómetro en línea recta.

--Daniel, tranquilo que ya voy llegando, Estás en el coche ¿no?

--¿En el coche? Estoy en la finca con una jarra de cerveza en una mano y una panceta en la otra, llevamos aquí más de una hora.

Con razón le llamamos “el Marqués”, el mote le cuadra a la perfección, ¡¡cómo le gusta la buena vida!!. Se fueron en el coche de Moncho a eso de las once de la mañana, hartos de no ver nada, y eran la 1:30 más o menos. Me dejó la funda y demás trastos en mi coche y se fue con la perra cogida en brazos. ¡¡Eso es afición!!

Ya en los coches, recogemos y enfilamos rumbo a Cáceres por la carretera infernal, íbamos en segunda cuando vemos venir a una liebre por medio de la carretera. Paro el coche y el animalito llega hasta nosotros y se echa al arcén justo al lado nuestro. Nos deja hacerle fotos y vídeos mientras la vemos jadear, menuda paliza tiene que tener, esa viene huída de los galgos y nos mira con sus grandes ojazos. Tras un buen rato viéndola, abrimos una puerta del coche y sale como una bala. Por lo grande que era, seguro que era hembra, la dejamos que críe.

El resto del día fue una fiesta campera familiar en la finca, bien comido y bien bebidos, al anochecer para casa, una buena ducha y ha hacerle un agujero a la cama, que dos días como los vividos cansan un montón.

Sobre el final del vídeo, antes de la liebre, se me ve fallar el conejo, no hagáis mucha "sangre". Espero que os guste:

Por Vimeo: http://www.vimeo.com/7382864

Por Megavideo: http://www.megavideo.com/?v=VZFYQ4SU

Un salud.
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Mensaje por haze Jue 5 Nov 2009 - 15:23

El terreno no me gusta,esta muy seco,aunque tiene su encanto al zona esa de piedras
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